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La lucha de Venezuela

Quince días completa Venezuela en estado permanente de protesta contra su Gobierno y en medio de la represión que pretende paralizar con el miedo la inevitable rebeldía. Es la voz de un pueblo que hoy más que nunca reclama la solidaridad de América con su lucha crucial para derrotar la dictadura disfrazada de democracia, recuperar la libertad y reconstruir su economía.

16 de abril de 2017 Por: Editorial .

Quince días completa Venezuela en estado permanente de protesta contra su Gobierno y en medio de la represión que pretende paralizar con el miedo la inevitable rebeldía. Es la voz de un pueblo que hoy más que nunca reclama la solidaridad de América con su lucha crucial para derrotar la dictadura disfrazada de democracia, recuperar la libertad y reconstruir su economía.

Hasta ahora se ha informado de seis muertos en diez días de intensas manifestaciones, reprimidas mediante todos los instrumentos posibles a mano de la Guardia Nacional Bolivariana, los cuerpos de policía y los grupos paramilitares. En muchas ciudades del país vecino se ven a diario movilizaciones sobre las cuales se descarga el poder de los uniformados y la fuerza bruta de civiles pagados para aumentar el caos, sembrar la zozobra y desarticular el movimiento popular.

Pero la estrategia para defenderse del régimen encabezado por Nicolás Maduro no se limita a la Fuerza. Ahora, aprovechando que controla a casi todo el Estado, arremete contra la figura más prominente de la oposición, el gobernador Henrique Capriles. Mediante artilugios, la Contraloría lo destituye e inhabilita por quince años, una maniobra clara, dirigida a limpiar el camino de las elecciones que ofrece dizque para retornar el camino de la institucionalidad.

Pero ese camino se rompió con la torpeza del Tribunal Supremo de Justicia que desconoció a la Asamblea Nacional, levantó el fuero de sus integrantes y permitió la firma de contratos leoninos a favor de compañías petroleras con origen en Rusia. Aunque las medidas fueron reversadas, producto de la protesta universal y el rechazo de un sector del chavismo encabezado por la Fiscal General y quién sabe qué proporción del estamento militar, el grueso de la ofensiva contra la protesta se mantiene intacto, amenazando la libertad de los opositores y su propia integridad personal.

Y Maduro ofrece elecciones después de inhabilitar al más prominente de sus detractores, como si con ello satisficiera las demandas que tienen a medio Venezuela en la calle, reclamando que le devuelvan su democracia. Por supuesto, el diálogo no existe, desgastado por la manipulación y por la violencia creciente del régimen contra su nación. Y la mediación de la Iglesia Católica, encabezada por los esfuerzos del papa Francisco, está en apariencia congelada ante la realidad que vive Venezuela.

El próximo miércoles, los dirigentes de la oposición han citado a lo que denominan la madre de todas las movilizaciones contra la dictadura. Será tranquila en la medida en que lo permitan la represión salvaje de la Policía y los grupos paramilitares. Es el momento de máxima tensión en los últimos años, donde se juega el futuro de un país agobiado por las carencias a las cuales lo ha llevado un régimen corrupto y fracasado.

Ante esa confrontación entre un régimen dispuesto a cualquier cosa para mantenerse en el poder, y una oposición que sale de todas partes para reclamar la libertad, América debe seguir respaldando la protesta democrática y denunciando el abuso. Eso es lo que necesita Venezuela, ahora más que nunca.

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