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La libertad amenazada

"...Es la nueva manera de acallar la prensa libre abusando del poder, creando leyes, interviniendo la Justicia y usando la investidura para perseguir a los disidentes. Es lo que se riega en América detrás de un pretendido socialismo, fachada con la cual se cubre un totalitarismo populista e intolerante que crea leyes para proteger su imperio...".

23 de julio de 2011 Por:

"...Es la nueva manera de acallar la prensa libre abusando del poder, creando leyes, interviniendo la Justicia y usando la investidura para perseguir a los disidentes. Es lo que se riega en América detrás de un pretendido socialismo, fachada con la cual se cubre un totalitarismo populista e intolerante que crea leyes para proteger su imperio...".

Ayer, las páginas de opinión de El Comercio de Quito salieron en blanco, con apenas pequeños comentarios de los columnistas y un breve editorial demostrando la solidaridad del periodismo ecuatoriano con su colega El Universo de Guayaquil, castigado por atreverse a publicar una nota de su colaborador Emilio Palacio que criticó al presidente Rafael Correa por su bochornosa actuación en los hechos del 30 de septiembre de 2010. Revela el editorial que la decisión fue tomada “por un juez encargado, en el último minuto de su temporal función”. Fue un “apurado fallo” emitido “tras la lectura sumarísima de 5.000 páginas y la redacción a una velocidad inusitada de 156 fojas”. Con lo cual expresa el rechazo enérgico a la mordaza con la cual Correa quiere callar a la prensa que no le es afecta y a los periodistas que levantan su voz para criticarlo por actuaciones y desaciertos como el que cometió al desafiar a policías que reclamaban alzas en sus salarios. En este caso, la sanción por 30 millones de dólares y la orden de encarcelamiento al columnista y a los directivos del diario no le fue satisfactoria. El presidente Correa quiere más y por eso apeló. Desea, por ejemplo, que la indemnización se eleve a los 80 millones de dólares que él reclamó. No le importó que la decisión del juez fuera casi una sentencia de muerte para el periódico. Como le tenía sin cuidado que le hubieran ofrecido sus páginas para controvertir la columna titulada ‘No a las mentiras’, donde Palacio lo calificó como dictador y criticó con dureza las actuaciones del Mandatario el día en que los policías se le rebelaron. Es la nueva manera de acallar la prensa libre abusando del poder, creando leyes, interviniendo la Justicia y usando la investidura para perseguir a los disidentes. Es lo que se riega en América detrás de un pretendido socialismo, fachada con la cual se cubre un totalitarismo populista e intolerante que crea leyes para proteger su imperio. Que usa las leyes para silenciar a los críticos y persigue la prensa libre con obsesión digna de mejor causa. Claro, Correa también quiere extender el proceso para usarlo como cortina de humo que cubra sus desaciertos como gobernante. Es la nueva versión de pan y circo, muy propia ya de este trópico suramericano donde los buenos gobiernos son desplazados por la retórica que usa los problemas sociales para tomarse el poder. Son regímenes cuyas actuaciones no resisten la crítica, se enfrentan al poder fiscalizador del periodismo y aplastan sus libertades con la legalidad que ellos construyen a propósito. Lo ocurrido en el Ecuador es inédito en el mundo democrático: el presidente de una república que usa su poder para lograr una sentencia judicial con la cual impone sanciones confiscatorias a un diario por una columna de opinión. ¡Vaya la capacidad de Correa para amedrentar a sus contradictores! Por eso es oportuno repetir la frase que Emilio Palacio pronunció tras su condena: “En Ecuador hemos perdido una libertad muy importante, mencionada por Franklin Roosevelt: la libertad a no tener miedo”.

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