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La indisciplina social

Además de la demostración de desobediencia y de anarquía que parece tomarse la ciudad, esas conductas desconocen la obligación de cada ciudadano de proteger la salud, empezando por la de ellos mismos.

6 de julio de 2021 Por: Editorial .

Pese a los enormes riesgos de contagio que se presentan en Cali, y no obstante las prohibiciones y advertencias del Gobierno Municipal, la ciudad es escenario de constantes aglomeraciones y eventos programados en el espacio público. Es la indisciplina social que parece desconocer el liderazgo de sus autoridades y se transforma en multiplicadora de conflictos y reproductora del Covid-.19 que se lleva a diario vidas preciosas y se vuelve inmanejable.

El pasado fin de semana se produjeron dos convocatorias que recibieron centenares de personas. La primera de ellas fue la toma del paso elevado en la Autopista Suroriental entre calles 23 y 26 por integrantes de algunas barras del América. Sin autorización del municipio o de autoridad alguna, sus promotores pintaron el puente aduciendo que realizaban una “recuperación del espacio público” y en algunos casos exigieron dinero para permitir el paso de quienes transitan por un punto neurálgico de la malla vial.

El viernes pasado, los integrantes de esas barras convocaron a una reunión para inaugurar lo que llamaron “villa diablo”. A ella concurrieron centenares de personas sin protección contra el coronavirus, formando una aglomeración que, además de desconocer las advertencias de la Policía y de miembros del Gobierno Local, se transformará en causa de contagios y de muerte por el Covid-19.

Igual ocurrió en la zona conocida como Puerto Rellena y no obstante la advertencia de las autoridades locales que afirmaron después no haber autorizado un concierto. Allí se instalaron tarimas, luces y sonido, se presentaron varios artistas y se produjo una aglomeración con las mismas características. De nuevo, se desconoció la autoridad del Gobierno Municipal y las consecuencias las pagarán con su salud y algunos con sus vidas quienes de allí salgan contagiados por no observar las más elementales precauciones para evitarlo.

Por último, se realizó un desfile del orgullo Lgtbi al cual concurrieron más de mil personas. El evento se desarrolló a lo largo de una avenida de la ciudad y allí se hicieron presentes muchas personas sin protección, sin guardar distancia prudente y desatendiendo las recomendaciones de las autoridades sobre el impacto que esas movilizaciones tendrán sobre la vida de los caleños.

Además de la demostración de desobediencia y de anarquía que parece tomarse la ciudad, esas conductas desconocen la obligación de cada ciudadano de proteger la salud, empezando por la de ellos mismos. Y como lo demuestra el aumento en el número de muertes y la saturación de las Unidades de Cuidados Intensivos a causa de la pandemia y originados en los desórdenes y tumultos de los últimos meses, no es difícil advertir que la emergencia será permanente.

Todo ello puede evitarse si el Gobierno actúa con la firmeza necesaria para hacer respetar los mandatos que expide para proteger la vida de todos los caleños. Pero, ante todo, si se logra la colaboración de la ciudadanía que impida la repetición permanente de la indisciplina social que en este caso está causando daños irreparables a la salud de miles de personas en la ciudad.

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