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La Iglesia y la Amazonia

El Sínodo Panamazónico, convocado por el papa Francisco y que comienza mañana en El Vaticano, es el ejemplo del interés que despierta la reserva ambiental más importante para la humanidad.

4 de octubre de 2019 Por: Vicky Perea García

La necesidad de salvar a la Amazonia de la depredación, de las ambiciones desmedidas, del negacionismo y sobre todo de la indiferencia, toca a todas las esferas políticas, sociales y religiosas en el mundo. El Sínodo Panamazónico, convocado por el papa Francisco y que comienza mañana en El Vaticano, es el ejemplo del interés que despierta la reserva ambiental más importante para la humanidad.

Luego de Laudato si, la encíclica del Sumo Pontífice en el año 2015 en la que sienta su posición y la que deberían asumir los católicos sobre el cambio climático y el daño ecológico que se le ha causado al Planeta, no es de extrañar que esta nueva asamblea de obispos esté dedicada a la gran región amazónica. El abordaje de un tema tan complejo para el mundo actual se hará desde la perspectiva de la evangelización y se centrará en las acciones que debe asumir la iglesia universal, pero cobra importancia en la medida en que tocará aquellos asuntos más sensibles y que preocupan en general a la población.

En el foco de las disertaciones de los prelados participantes del Sínodo que se prolongará hasta el 27 de octubre, están en primer lugar las amenazas que se ciernen sobre los siete millones y medio de kilómetros cuadrados que abarca la Amazonia y que comparten nueve naciones suramericanas. A la Iglesia Católica, como al resto del mundo le alarman la deforestación creciente de la mayor selva tropical del Planeta, la expansión de tierras ganaderas y agrícolas, la explotación sin control de sus recursos naturales, la minería y la contaminación de sus ríos.

La otra gran inquietud es la situación de los 390 pueblos indígenas que habitan la región, que son los guardianes naturales de ese gigante territorio y hoy están tan amenazados como la misma Amazonia. La protección de esas comunidades a las que se les desplaza cada vez con mayor rapidez hacia la mal llamada civilización, el respeto de su diversidad, la preservación de sus culturas y del conocimiento ancestral que guardan, deben ser así mismo una prioridad.

Como lo dice el documento preliminar que guiará la reunión de los obispos católicos, esos pueblos indígenas viven una espiritualidad de total comunión con la naturaleza que es el principio del concepto de ecología integral que debería aplicar la humanidad frente a la crisis ambiental que vive. Por ello es necesario escucharlos, entenderlos y aprender de ellos, para entre todos comenzar la reconstrucción de la Amazonia.

Por último, desde la perspectiva del “ver, discernir y actuar”, los pilares que conducirán el Sínodo Especial, lo que buscará la Iglesia Católica es promover una reflexión sobre el futuro del Planeta a partir de la situación de “ese espejo que es la región Amazónica biodiversa, multiétnica, pluricultural y plurireligiosa”. Es el llamado a defender la naturaleza y la vida, y a que las personas sin distingo de credos, los Estados aún aquellos dirigidos por los escépticos del cambio climático y la misma iglesia hagan los cambios estructurales que se necesitan para salvar esta gran casa de todos que es la Tierra.

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