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La expansión de Rusia

Aunque esos enormes dominios parecían haber llegado a su fin con la desmembración de la URSS y la creación de un grupo de repúblicas “postsoviéticas”, la creación de la Federación Rusa y el ascenso al poder de una facción nacionalista liderada por un exagente de la KGB, Vladimir Putin, dio al traste con la esperanza de independencia de un gran número de pueblos sojuzgados. Los hechos demuestran que el grupo gobernante de Moscú pretende volver a la época del gran Imperio Ruso, creado por los zares y mantenido por los stalinistas.

25 de marzo de 2014 Por:

Aunque esos enormes dominios parecían haber llegado a su fin con la desmembración de la URSS y la creación de un grupo de repúblicas “postsoviéticas”, la creación de la Federación Rusa y el ascenso al poder de una facción nacionalista liderada por un exagente de la KGB, Vladimir Putin, dio al traste con la esperanza de independencia de un gran número de pueblos sojuzgados. Los hechos demuestran que el grupo gobernante de Moscú pretende volver a la época del gran Imperio Ruso, creado por los zares y mantenido por los stalinistas.

La anexión de Crimea a Rusia lleva a preguntar si ahora los planes de Moscú incluyen otras antiguas repúblicas soviéticas. La respuesta es inquietante.La Organización del Tratado del Atlántico Norte (Otan) advirtió que está particularmente preocupada por la región de Transnistria, territorio ubicado al oriente de la República de Moldavia, en la frontera occidental de Ucrania. Después de la anexión de Crimea, el gobierno pro ruso de esa región ha solicitado su ingreso a la federación Rusa y su separación de Moldavia.Luego de las actuaciones de Putin contra los separatistas chechenos, el cercenamiento de Georgia y la desmembración de Ucrania, la preocupación de Occidente por una nueva oleada de expansionismo ruso es apenas justificada. El asunto viene desde el siglo XVI, promovido por un imperialismo ruso en Eurasia, mediante el cual colonizaron enormes territorios en Asia Central y el lejano Oriente, lo mismo que en el Báltico, el Cáucaso y el Medio Oriente. Hasta allá trasladaron comunidades rusas completas a los territorios recién conquistados, en un esfuerzo planificado por “rusificar” vastas regiones pobladas por pueblos que compartían lenguas no eslavas y religiones ajenas al cristianismo ortodoxo.Aunque esos enormes dominios parecían haber llegado a su fin con la desmembración de la URSS y la creación de un grupo de repúblicas “postsoviéticas”, la creación de la Federación Rusa y el ascenso al poder de una facción nacionalista liderada por un exagente de la KGB, Vladimir Putin, dio al traste con la esperanza de independencia de un gran número de pueblos sojuzgados. Los hechos demuestran que el grupo gobernante de Moscú pretende volver a la época del gran Imperio Ruso, creado por los zares y mantenido por los stalinistas.Para ello desarrolla una estrategia que parece tener en cuenta todos los factores: el económico, el político, el militar y aún el cultural. Se apoya principalmente el aumento de los precios del petróleo y sus derivados, lo que le ha permitido contar con finanzas boyantes y tender una red de oleoductos y gaseoductos para suministrar combustible a Europa, las repúblicas exsoviéticas y a China, su principal comprador. Con ello mantiene una especie de chantaje que se manifiesta en las amenazas de suspender los suministros cada vez que siente contrariada su política exterior.En el frente político fortalece las posturas nacionalistas, tanto de los rusos como de los pueblos europeos, al señalar a Estados Unidos como la causa de las principales tensiones geopolíticas en el mundo. Putin parece sentirse a gusto en un ambiente similar al de la Guerra Fría, en el que la desconfianza hacia Estados Unidos resulta la norma. Y no vacila en desplegar las fuerzas de sus gigantesco ejército cada vez que lo requiere, ocupando países y territorios, como lo hizo en Georgia y lo acaba de hacer en el de Ucrania. Y utiliza a la población rusa asentada en territorios ajenos para provocar caos y generar sentimientos de secesión, como se ha visto. Así, el expansionismo ruso se ha convertido en un peligro para la paz y la convivencia mundial.

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