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La economía va bien

En un ambiente tenso producido por los intentos por mantener al país en medio de constantes protestas, de una aparente crisis política y de incertidumbres causadas por la especulación sin fundamentos, la economía colombiana se destacó por su solidez.

25 de diciembre de 2019 Por: Editorial .

En un ambiente tenso producido por los intentos por mantener al país en medio de constantes protestas, de una aparente crisis política y de incertidumbres causadas por la especulación sin fundamentos, la economía colombiana se destacó por su solidez. Fue como un oasis en medio de las diferencias causadas por el estilo que ha impuesto el presidente Iván Duque de no negociar la gobernabilidad a cambio de prebendas, y los cantos de sirena de quienes pretenden aprovechar los resultados en las encuestas de popularidad.

Según los estimativos, el crecimiento del Producto Interno Bruto de Colombia superará el 3% en el año que termina. Eso quiere decir que los precios del petróleo en los mercados internacionales, el empuje de la demanda interna y en parte la reforma tributaria aprobada el año anterior, llevaron a exceder con creces el comportamiento del resto de América Latina, que no llegará al 1%.

La noticia es buena. Además, debe destacarse que el manejo que el Gobierno le dio a las finanzas públicas evitó sobresaltos mayores, así la Corte Constitucional haya declarado inconstitucional por vicios de forma la Ley de Financiamiento aprobada a las carreras en el 2019. Y pese al crecimiento del desempleo, quizás el lunar más protuberante del desempeño económico y social en el año que termina, los indicadores en general dan un parte satisfactorio de la actividad económica, tanto pública y privada.

Por supuesto, hay rubros que dejan interrogantes como el hecho de que la balanza de cambios siga siendo negativa por la tendencia a consumir más productos importados que generar exportaciones. Aunque es claro que hay caídas importantes en actividades como la minería y contracciones notorias como las que experimenta la construcción, hay que destacar el desempeño del comercio y las buenas noticias que reciben los cafeteros, beneficiados por la reacción de los precios internacionales, el aumento de la producción y la devaluación.

Es interesante destacar que todas esas buenas noticias se produjeron en medio de un ambiente político afectado por la minoría del Gobierno en el Congreso de la República, por la caída en los índices de aprobación y respaldo al Congreso, a la Justicia, al poder Ejecutivo. Y con una persistencia de algunos sectores sindicales y de la izquierda por mantener una protesta que en determinado momento, a mediados de noviembre pasado, hicieron pensar en una posible crisis del sistema político en nuestro país.

El 2019 terminará entonces con noticias tranquilizadoras, con una reforma tributaria que asegura la estabilidad del fisco nacional y con mensajes que invitan a la inversión, a pesar de las dificultades para superar los inconvenientes que ocasionan los grupos de violencia y aquellos que persisten en el terrorismo. No obstante, sería necio desconocer el desafío que significa la inequidad y la falta de oportunidades para amplios sectores de nuestra sociedad.

Aunque puede decirse que el presente fue un buen año, no caben dudas de que el próximo requerirá de transformaciones y decisiones para asegurar el buen desempeño de la economía hacia el futuro.

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