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La economía naranja

La emergencia que se vive ha traído consigo una transformación en la forma en que la humanidad se relaciona, interactúa o aprende. En ello ha jugado un papel esencial internet, cada vez con más usuarios que le encuentran nuevos usos.

30 de marzo de 2020 Por: Editorial .

La emergencia que se vive ha traído consigo una transformación en la forma en que la humanidad se relaciona, interactúa o aprende. En ello ha jugado un papel esencial internet, cada vez con más usuarios que le encuentran nuevos usos y a la red hasta convertirla en el espacio público que abre caminos para socializar sin el contacto personal, para adquirir conocimientos y para ver el mundo desde otra perspectiva.

De ese cambio cultural hacen parte las empresas, grupos o personas que se dedican a propagar la cultura y a llevar al público del mundo entero las más diversas expresiones del arte. Como ocurre en todas partes y ante la crisis que significa para ellos haber tenido que apagar las luces, bajar el telón o cerrar las puertas al público, en Cali y en el Valle quienes hacen parte de la que se denomina economía naranja han encontrado en la red otra manera de mostrar su trabajo. Aunque parezca una utopía, es posible, y hay que apoyarlos para que difundan lo nuestro mientras encuentran una forma de generar ingresos.

Si de algo se enorgullece la región es de la variedad cultural que la representa y de la forma en que se ha convertido en fuente de trabajo para miles de personas. Aquí hay música y baile, espectáculos que deslumbran y teatro; hay museos de arte y es posible ver exposiciones en las vías públicas; también se escribe, se lee o se produce cine. Es la industria que le da trabajo a caleños y vallecaucanos y deja réditos importantes al departamento y a su capital, además de turismo nacional y extranjero.

Por ello, y mientras se regresa a la normalidad, hay que encontrar la manera de ayudar a la industria cultural, que como todas las actividades está pasando trabajos y puede desaparecer, desencadenando un problema grande de desempleo. En esa situación están las escuelas y los bailarines de Salsa, empresas como Delirio, Ensálsate o la Casa del Mulato, las salas de teatro, los festivales de música, las bibliotecas y La Tertulia o el museo Rayo en Roldanillo. También el turismo local con la hotelería y el sector gastronómico, e incluso el fútbol, que si bien es una empresa privada aporta a la economía de muchas personas.

Ahora ellos buscan cómo seguir adelante, aportar a la sociedad en estos tiempos de confinamiento y continuar divulgando su trabajo. Los museos realizan recorridos virtuales por sus salas de exposiciones; en la Biblioteca Departamental hay lecturas online de cuentos para niños y se presentan los diálogos del Festival Oiga, Mire, Lea; Incolballet ha convocado un concurso en Facebook para que el público suba sus videos bailando ballet o danza contemporánea; La Tertulia ofrece películas y documentales, y así decenas de ejemplos.

Para todos ellos hay que buscar soluciones mientras pasa la tempestad. Si bien el Gobierno Nacional está concentrado en resolver el enorme problema causado por el Covid -19, es bueno pedirle un espacio, aunque sea pequeño, para la economía naranja, uno de los puntos más importantes de la campaña del presidente Iván Duque. La cultura y la industria que genera, también deben sobrevivir.

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