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La derrota de los Kirchner

"Es un rechazo contundente a su forma de gobernar, a las acusaciones de corrupción que siempre han acompañado al clan de los Kirchner y al uso del poder para profundizar la división entre el pueblo de su país o para perseguir a la prensa libre y apoderarse del poder judicial. Es la aplicación del totalitarismo populista del socialismo siglo XXI que estableció su gran aliado Hugo Chávez, quien surtió de petróleo y divisas al régimen que ella heredó".

15 de agosto de 2013 Por:

"Es un rechazo contundente a su forma de gobernar, a las acusaciones de corrupción que siempre han acompañado al clan de los Kirchner y al uso del poder para profundizar la división entre el pueblo de su país o para perseguir a la prensa libre y apoderarse del poder judicial. Es la aplicación del totalitarismo populista del socialismo siglo XXI que estableció su gran aliado Hugo Chávez, quien surtió de petróleo y divisas al régimen que ella heredó".

Quebrando la tendencia ganadora que durante los últimos 10 años mantuvo en el poder de Argentina al matrimonio Kirchner, el resultado de las elecciones primarias celebradas el pasado domingo dieron el campanazo de alerta sobre su continuidad. Fue una derrota que, además de empezar a frustrar las ambiciones de doña Cristina, indica a las claras la intención de cambio que aparece en el país austral. Hace dos años Cristina Kirchner obtuvo el 54% de los votos, lo que significó su elección y la conquista de una holgada mayoría en el Congreso. Entonces pesó mucho su viudez que la llevó a aspirar a su reelección ante la muerte de su esposo, seguro candidato, además de la dispersión de la oposición y el claro uso del poder para presionar el respaldo a su aspiración. Y significó la profundización de un populismo dañino, que ha levantado el fantasma de la inflación y de la crisis económica, además del crecimiento inusitado de la pobreza. Ahora, y aunque se trató de unas elecciones primarias que definieron los candidatos que podrán competir el próximo 27 de octubre por la renovación de 24 curules en el Senado y 127 en la Cámara de Diputados, las cifras se voltearon. En efecto, los candidatos del oficialista Frente para la Victoria apenas obtuvieron el 26,3% de los votos a la Cámara y el 27,4% para el Senado. Lo cual significa que sólo un milagro o una maniobra inesperada le permitirá a la señora Kirchner conseguir la mayoría calificada que requiere para aprobar la reforma a la Constitución que autorice su segunda reelección. La derrota empezó por su natal Santa Cruz y se extendió por las provincias de Buenos Aires, La Rioja, Córdoba y Santa Fe, donde se concentra la gran mayoría de la población y los votos de Argentina, mientras doña Cristina reclama su triunfo en la Antártida, donde votaron 122 personas, y en una comunidad indígena donde sufragaron 697 de sus miembros. Es un rechazo contundente a su forma de gobernar, a las acusaciones de corrupción que siempre han acompañado al clan de los Kirchner y al uso del poder para profundizar la división entre el pueblo de su país o para perseguir a la prensa libre y apoderarse del poder judicial. Es la aplicación del totalitarismo populista del socialismo siglo XXI que estableció su gran aliado Hugo Chávez, quien surtió de petróleo y divisas al régimen que ella heredó. Por lo pronto, el gran ganador de las elecciones es Sergio Massa, alcalde de El Tigre, ciudad vecina de Buenos Aires. Con 41 años de edad, todo lleva a pensar en que ya se vislumbra un posible candidato a la Presidencia para las elecciones que tendrán lugar en el 2015. En todo caso, lo que empieza a quedar claro además de la imposibilidad de reelegir a doña Cristina, es la ausencia de un sucesor. Y por supuesto, el hartazgo de los votantes argentinos con la conducción de un país en el cual les ocultan los verdaderos índices de inflación, les mienten sobre la real situación económica, les tapan la enorme corrupción y los amenazan con un nuevo corralito para conjugar el cuantioso déficit que dejan los años de derroche y equivocaciones de la familia Kirchner.

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