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La decadencia de Rusia

"Si bien parece que Rusia no podrá mantener su expansión en Europa, donde se le cierran más espacios, hay que advertir que aún puede y quiere expandirse en otras regiones, especialmente en América Latina".

9 de diciembre de 2014 Por:

"Si bien parece que Rusia no podrá mantener su expansión en Europa, donde se le cierran más espacios, hay que advertir que aún puede y quiere expandirse en otras regiones, especialmente en América Latina".

Rusia comienza a sufrir las consecuencias de su política expansionista. La inflación está aumentando, así como la fuga de capital, y este año el rublo ha perdido un tercio de su valor.La caída de los precios del petróleo es un enorme problema para ese país, pues su economía es muy dependiente de sus exportaciones energéticas. Las sanciones de Occidente por la situación en Ucrania también influyen: hacen más difícil que los bancos rusos consigan dinero en los mercados financieros internacionales.Y su líder, Vladimir Putin, aunque sigue mostrando los dientes y acusando a Occidente de su “interferencia” en Ucrania, como si él no hubiera dado la orden de anexionarse a Crimea, al mismo tiempo recibe respuestas a los malos tratos proferidos contra líderes europeos. El más conocido fue contra la canciller alemana Ángela Merkel que representa al país con el que Rusia tiene las más amplias relaciones comerciales. Varios medios han recordado la descortesía de principios del año, cuando Putin dio la orden para que dejaran entrar al salón de reuniones a su enorme perro labrador cuando sostenía un encuentro con la canciller de Alemania, cuyo temor casi patológico a los perros es conocido.El recuerdo del incidente se trae a cuento para explicar recientes declaraciones de Merkel en las que trata de explicar la agresividad de Putin: “Entiendo por qué tiene que hacer estas cosas -probar que es un hombre-. Él le teme a su propia debilidad. Rusia no tiene nada, ni una política ni una economía exitosa. Todo lo que tienen es eso”. Es decir, sus bravuconadas y nacionalismo agresivo.La canciller apela a la historia para hacer un parangón con la decadencia de los imperios del pasado, que se mostraron más expansivos mientras más sufrían por el deterioro de sus economías. Muestra también que Alemania se cansó de la agresividad rusa y no parece dispuesta a seguir haciendo de mediadora entre Rusia y la Unión Europea. Pero no olvida que Rusia es la segunda potencia nuclear del mundo y el país más grande de la tierra. Y para Alemania es un gran mercado: más de 4 mil de sus empresas operan en territorio ruso. Pero ahora que cayeron los precios de los combustibles fósiles, Rusia ha perdido la principal arma con la que contaba para chantajear a Europa.Si bien parece que Rusia no podrá mantener su expansión en Europa, donde se le cierran más espacios, hay que advertir que aún puede y quiere expandirse en otras regiones, especialmente en América Latina. En marzo del 2014, su Ministro de Defensa anunció planes para construir bases militares en Nicaragua, Cuba y Venezuela. En julio, Putin firmó un acuerdo con la presidenta argentina, Cristina Fernández, para ayudar a construir un reactor nuclear e informó que planea construir bases militares en ese país. Hay que abrir los ojos para que los coletazos furiosos de una potencia en decadencia no afecten la estabilidad y la vida democrática de los países latinoamericanos, contando con algunos gobiernos también en decadencia, proclives al extremismo y entusiastas de proyectos dictatoriales.

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