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La Cultura: ¿Qué hacer?

Hay que darles la mano a quienes desde las más sofisticadas expresiones del arte hasta esa cultura popular que nace a diario como expresión esencial de los seres humanos la hacen posible y tienen en ella su forma de vida y su ingreso

15 de julio de 2020 Por: Editorial .

El huracán del Covid-19 que amenaza la vida de los seres humanos y ha dejado una pavorosa estela, también golpea a todas las actividades colectivas, afectando sectores en los cuales está la base del bienestar colectivo. Y así parezca estar en un segundo plano, pone en riesgo también el legado del mundo, de las naciones y de las comunidades.

Cuando se habla de encontrar salidas para recobrar el impulso de la sociedad y evitar males mayores, las actividades productivas, comerciales, financieras o públicas ocupan el primer lugar en las preocupaciones de los dirigentes. Actitud explicable, en la medida en que en ellos está lo que pude considerarse la columna vertebral sobre la cual reposa la economía, el empleo y las inversiones, todas necesarias para la estabilidad, el progreso y el equilibrio.

Y en un segundo plano parecen quedar empresas y servicios que las sociedades han ido elaborando para construir una identidad y una manera de abrirle paso a la unidad a través de la diversidad. Es la Cultura en su más amplia expresión, que abarca desde los más exigentes valores del arte universal hasta lo que erigen millones de personas en todas partes y todos los días.

En el caso de Cali, la cultura está pasando uno de sus peores momentos. Símbolos de lo que se ha construido en más de un siglo como la Orquesta Filarmónica, el museo La Tertulia o las salas de teatro, para citar sólo algunos ejemplos, han tenido que apelar a toda la imaginación posible para no desaparecer por la inanición o cerrar sus puertas y despedir sus integrantes ante la falta de recursos.

También están en una crisis al parecer sin salida los restaurantes así como centenares de escuelas de salsa y los sitios en los cuales se edificó esa tradición que aporta a forjar esa identidad caleña y hoy son motivo de reconocimiento en el concierto nacional e internacional. Todos ellos recurren a la presencia en el mundo digital como el esfuerzo para no desaparecer y tratar de conseguir algunos recursos que permitan la subsistencia de miles de empleos y emprendimientos de los cuales dependen decenas de miles de personas y de familias.

A diario, las redes sociales y los medios de comunicación se llenan de inquietudes y pedidos, muchas veces desesperados, para que se les brinde una oportunidad. Por supuesto, las autoridades deben establecer la salud como prioridad, y no les es fácil autorizar el regreso de actividades que convocan a la reunión de personas que aumentan el riesgo de contagio. También es claro que las arcas públicas, además de afectadas, están concentradas en atender la emergencia por lo cual es difícil encontrar la posibilidad de subsidios y aportes.

Pero hay que salvar la cultura. Hay que darles la mano a quienes desde las más sofisticadas expresiones del arte hasta esa cultura popular que nace a diario como expresión esencial de los seres humanos la hacen posible y tienen en ella su forma de vida y su ingreso. Sin ellos, la sociedad corre el riesgo de perder su identidad y de retroceder al desaparecer un factor de cohesión y de convivencia, hoy relegado por las urgencias.

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