El pais
SUSCRÍBETE

La crisis de la ciudad

El gran protagonista de esa crisis es el Sistema de Transporte Masivo que a las dificultades que arrastraba se le suma la destrucción de su infraestructura y sus buses.

15 de septiembre de 2021 Por: Editorial .

Contrario a lo que pudiera esperarse en una ciudad como Cali, cada vez es más caótico su sistema de transporte, la circulación por sus calles y la oferta de un servicio indispensable para tener una sociedad moderna.
Frente a ello se requiere la respuesta de su gobierno que oriente a los caleños, resuelva sus crecientes inconformidades e inquietudes y trace una ruta para conseguir que la comunicación entre todos los puntos de la ciudad sea segura, eficiente y accesible para todos sus habitantes.

Que la movilidad en la capital del Valle está en crisis lo demuestra su propio Secretario: según él, se calcula que los transportadores ilegales mueven 400.000 pasajeros al día, mientras el MÍO, que debería estar movilizando por lo menos un millón diarios, a duras penas llega a los 130.000, un retroceso enorme que puede crecer en la medida en que sus vehículos sigan siendo objetivos del vandalismo. Todo lo cual se aumenta con el regreso de los buses y busetas que en número cada vez más abundante se toman las estrechas calles, y con la presencia de más de 300.000 motos y 400.000 vehículos particulares, la forma en que la gente resuelve su problema.

“En Cali existe prestación de servicio de transporte informal e ilegal, que se da en gualas, camperos y moto taxismo, entre otros”, dijo el secretario William Vallejo. Es decir, se conocen los focos y las modalidades del transporte ilegal, se sabe cómo actúa el sistema paralelo que además de congestionar las vías no ofrece ningún tipo de seguridad a sus usuarios, pero no es posible intervenir esa industria, dando a entender que el Estado no está interesado en cumplir sus promesas en materia de movilidad.

Y en las calles, el caos se hace cada vez más patente con las intersecciones que carecen de semáforos porque fueron destruidos en las revueltas y son reemplazados por particulares que aprovechan para lucrarse de un servicio que corresponde a las autoridades municipales, o en las vías especiales construidas para el MÍO. Además, el cuerpo de Guardas de Tránsito es absolutamente insuficiente para ejercer la autoridad que se requiere para poner orden.

El gran protagonista de esa crisis es el Sistema de Transporte Masivo que a las dificultades que arrastraba se le suma la destrucción de su infraestructura y sus buses. Y frente a su crisis, que golpea ante todo a las clases menos favorecidas de la ciudad, no hay un pronunciamiento claro de las autoridades municipales que defina su recuperación o la reestructuración si es del caso. Sólo se habla de reclamos a las aseguradoras para reconstruir las estaciones vandalizadas o se espera la decisión del Gobierno Nacional para destinar recursos a su salvamento, como si con ello se solucionaría lo que parece ser una crisis terminal.

Cali no se merece el caos de circulación, tránsito y transporte que se vive en sus calles y los caleños necesitan respuestas claras que le informen cómo será enfrentada la que es la crisis más grande de su vida urbana.
Ojalá, ese reclamo no siga cayendo en oídos sordos y se les diga qué van a hacer para salvar el MÍO y ordenar la circulación en su ciudad.

AHORA EN Editorial