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La caída de Theresa May

La novela del Brexit no termina de dejar víctimas en cada nuevo capítulo. El turno le llegó ahora a una de las protagonistas principales, la primera ministra Theresa May quien tuvo que renunciar a su cargo después de...

26 de mayo de 2019 Por: Editorial .

La novela del Brexit no termina de dejar víctimas en cada nuevo capítulo. El turno le llegó ahora a una de las protagonistas principales, la primera ministra Theresa May quien tuvo que renunciar a su cargo después de los estruendosos fracasos por apartar a su país de la Unión Europea.

May cosechó derrota tras derrota. Tres intentos fallidos por sacar adelante su plan del Brexit demostraron la dificultad de forjar una mayoría conservadora. Un retiro que hoy parece imposible de negociar por el costo que tendrá para Inglaterra. La alta funcionaria se empeñó en conseguir la aprobación del acuerdo y allí se estrelló con la realidad de una falta de apoyo a cualquier propuesta que tenga un alto costo. Y con un partido de gobierno desgastado y dividido.

Al borde del llanto, las palabras de Theresa May resumieron su realidad: “Creí que perseverar era lo correcto, a pesar de tener todo en contra. Ahora ya me ha quedado claro que lo mejor para el interés del país es que sea un nuevo primer ministro quien lidere este esfuerzo”.

May se fue quedando sola. Los mayores defensores del Brexit se le retiraron por considerar que no presionaba lo suficiente a la Unión Europea, mientras los laboristas la acusaron de entregar demasiado. Al final, en medio de una gran división, comenzó a presentar los acuerdos que consiguió y fue derrotada de manera estruendosa en tres oportunidades.

Lo que sigue ahora es una elección en su partido para designar el nuevo jefe de los Tories y primer ministro, un proceso que puede tardarse hasta mitad de julio. Uno de los candidatos más fuerte es Boris Johnson, excanciller de May, impulsor del Brexit y el primero en dejarla sola. El exministro endureció su discurso como una manera de acercarse al sector más conservador y advirtió que “nos iremos de la UE el 31 de octubre, con o sin acuerdo. Y el modo de lograr un buen acuerdo es prepararse para la posibilidad de que no lo haya”.

El bloque euroescéptico es muy fuerte y cuenta con el apoyo de cerca de cien diputados de los 313 que tienen los conservadores. Por lo que el nuevo líder del partido heredará una frágil mayoría que seguirá dependiendo, para sacar cualquier proyecto adelante, del respaldo de diez parlamentarios norirlandeses. Para muchos la alternativa más viable sería adelantar un segundo referendo, pero su impopularidad entre los conservadores es de tal magnitud que la sola sugerencia fue el detonante que terminó por sepultar la carrera política de May.

La realidad es que sea quien sea el nuevo inquilino de Downing Street se encontrará con la misión prácticamente imposible de renegociar un Brexit que al cabo de tres años solo deja agotamiento y poca flexibilidad. La Unión Europea advirtió que no tiene ninguna intención de modificar una sola coma del texto, así que las opciones se reducen. Un Brexit salvaje llevaría a la catástrofe a la economía del país. Mientras la oposición laborista solo parece interesada en adelantar elecciones generales o realizar un nuevo referendo.

Ante este escenario la salida de la Primera Ministra lo único que logra por ahora es extender la novela del Brexit a unos capítulos más lacrimosos, dramáticos y con un final que apremia porque el tiempo se agota y la UE ha enviado señales claras de que no habrá nuevas concesiones.

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