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La batalla final

"En adelante, lo más difícil ya no es el triunfo final, sino mantener la unidad de los libios. Es bien sabido que existen fuerzas en el Consejo Nacional de Transición que propenden por el islamismo radical, lo mismo que diferencias tribales que resultan casi imposibles de superar".

23 de agosto de 2011 Por:

"En adelante, lo más difícil ya no es el triunfo final, sino mantener la unidad de los libios. Es bien sabido que existen fuerzas en el Consejo Nacional de Transición que propenden por el islamismo radical, lo mismo que diferencias tribales que resultan casi imposibles de superar".

Finalmente, tras varios meses de avances y retrocesos, los rebeldes entraron en Trípoli, la capital de Libia, y apresaron a los influyentes hijos de Gadafi, en especial Saif al Islam, quien se reveló como sucesor de su padre: Con ello, la lucha contra la dictadura parece llegar a su final.De acuerdo con Mustafá Abdul Jalil, líder del Consejo Nacional de Transición -CNT- que agrupa a los rebeldes libios, si bien la oposición hoy controla la mayor parte de Trípoli, la batalla aún no ha terminado, pues no ha sido posible dar con el paradero de Muamar el Gadafi. Según el, antiguo ministro de Justicia del régimen de Gadafi, todavía quedan bolsas de resistencia en Trípoli que luchan con encono.Sin embargo, algo se reveló en esta ofensiva final, fuertemente apoyada por fuerzas aéreas de la Otan: los leales a Gadafi no opusieron mayor resistencia, en especial los civiles que fueron armados a última hora: Con lo cual se demostró una vez más una verdad universal: los dictadores tienen pies de barro pues sustentan la lealtad en el temor que producen y no en el entusiasmo racional de sus seguidores.El repudio al régimen que está de salida es general. El secretario general de la Liga Árabe, Nabil el Araby, ha expresado con claridad su apoyo a los rebeldes libios. De acuerdo con la BBC, El Araby dijo que “vivimos un momento histórico para el pueblo libio” y mostró su esperanza de que los líderes rebeldes sean capaces de hacerse cargo de la independencia, soberanía e integridad territorial de Libia. Además, dijo que “los países que integran su organización trabajarán para ayudar a reconstruir Libia y ofrecerán ayuda a las nuevas autoridades”.Abdul Jalil, a su vez, hablando a nombre del CNT, expresó su oposición a actos de venganza que puedan cometer las tropas bajo su mando, reafirmó su convicción hacia la libertad e independencia de Libia y declaró que Libia “ha sido, es y seguirá siendo una nación árabe”.La reacción internacional ha sido pronta: Estados Unidos y la Unión Europea han reiterado su respaldo al CNT, lo mismo que su apoyo para que Libia se convierta en un país soberano y democrático una vez resuelva sus problemas internos.En adelante, lo más difícil ya no es el triunfo final, sino mantener la unidad de los libios. Es bien sabido que existen fuerzas en el CNT que propenden por el islamismo radical, lo mismo que diferencias tribales que resultan casi imposibles de superar. De hecho, los combatientes más activos son comunidades bereberes de la montaña, entre cuyos anhelos no se encuentran las aspiraciones relacionadas con la vida democrática.Por el momento, Abdul Jalil ha promovido una actitud conciliadora, llamando a las fuerzas bajo su mando a no cometer excesos y garantizando los derechos humanos de quienes fueron leales a Gadafi. “Debemos mostrar al mundo que somos una nación islámica moderada”, ha dicho, en un mensaje que recibió el respaldo internacional.Estamos cerca del final de la dictadura del coronel Gadafi. Y debe empezar la reconstrucción de Libia, lo que puede ser aún más complejo que alcanzar la victoria final.

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