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La ausencia de América Latina

La situación es caótica, pues nadie parece saber quiénes dirigen las protestas, aunque sus motivos son claros: la altísima inflación, la escasez abochornante de productos básicos, la ingerencia cubana en todos los niveles del gobierno, incluidas las fuerzas armadas, la corrupción oficial, y la notable incapacidad de Nicolás Maduro para dirigir el país. Y la violencia predomina, desde los discurso del Presidente quien se compromete a “sacar a los asesinos que se encuentran en la plaza de Altamira poniéndome al frente de la fuerza pública”, hasta el matoneo diario de los paramilitares y los aparatos represivos del Estado.

17 de marzo de 2014 Por:

La situación es caótica, pues nadie parece saber quiénes dirigen las protestas, aunque sus motivos son claros: la altísima inflación, la escasez abochornante de productos básicos, la ingerencia cubana en todos los niveles del gobierno, incluidas las fuerzas armadas, la corrupción oficial, y la notable incapacidad de Nicolás Maduro para dirigir el país. Y la violencia predomina, desde los discurso del Presidente quien se compromete a “sacar a los asesinos que se encuentran en la plaza de Altamira poniéndome al frente de la fuerza pública”, hasta el matoneo diario de los paramilitares y los aparatos represivos del Estado.

Después de 32 días, 28 muertos y miles de opositores apresados, los venezolanos parecen haberse inclinado por mantener una constante rebeldía en las calles de las principales ciudades, pese a las amenazas gubernamentales y la represión.Vale recordar que quienes empezaron las movilizaciones fueron los estudiantes de San Cristóbal el 4 de febrero. Pero el hito referente es la marcha de Caracas del 12 de febrero, a la que se sumaron sectores de la oposición y que terminó con disturbios y tres personas muertas. En ella comenzó a destacarse el líder opositor Leopoldo López, quien pidió endurecer las protestas y hacer la oposición desde las calles. Luego, López fue acusado por el gobierno de ser el instigador de la violencia que se tomó las calles de Caracas pese a que miles de videos demuestran la brutalidad de los “colectivos” bolivarianos, un eufemismo para indicar a fuerzas paramilitares.La situación es caótica, pues nadie parece saber quiénes dirigen las protestas, aunque sus motivos son claros: la altísima inflación, la escasez abochornante de productos básicos, la ingerencia cubana en todos los niveles del gobierno, incluidas las fuerzas armadas, la corrupción oficial, y la notable incapacidad de Nicolás Maduro para dirigir el país. Y la violencia predomina, desde los discurso del Presidente quien se compromete a “sacar a los asesinos que se encuentran en la plaza de Altamira poniéndome al frente de la fuerza pública”, hasta el matoneo diario de los paramilitares y los aparatos represivos del Estado.Y la libertad de información paga su tributo ante el esfuerzo del régimen por acabar la libertad de prensa. Las redes sociales y los videos de youtube son ventanas que permiten un atisbo a una situación descontrolada, de la que nadie parece querer enterarse por fuera de Venezuela. Sobre todo los gobiernos latinoamericanos, que se hacen los de la vista gorda con tanta arbitrariedad y con el evidente escarnio con que las autoridades venezolanas tratan a sus ciudadanos. Todos los derechos humanos están siendo pisoteados y nadie parece querer asumir la autoridad moral para recordar tanto la Carta de Derechos Humanos de la ONU, de la que Venezuela es signataria, o los compromisos contraídos con la Convención Interamericana.Organismos como Unasur, creado por Hugo Chávez, se reunieron, antes que para estudiar la situación, para evitar que nadie se meta a auscultar las atrocidades propiciadas por el gobierno de su sucesor, y más bien para brindarle un espaldarazo a la dictadura chavista. La verdad, nadie en América Latina ha tenido el valor de solidarizarse con Ricardo Martinelly, Presidente de Panamá, quien, por pedir una reunión de la OEA para analizar la crisis venezolana, fue increpado por Nicolás Maduro: "No vamos a permitir que nadie se meta impunemente con nuestra patria, lacayo rastrero presidente de Panamá".América latina lamentará no haber impedido que en Venezuela el gobierno trate a sus opositores de asesinos y a la protesta ciudadana como si se tratara de una guerra en la cual hay que liquidar a quienes no estén de acuerdo con el régimen.

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