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La amenaza en Jamundí

La muerte de un soldado, las heridas a varios miembros de la Fuerza Pública en la zona montañosa de Jamundí y los hallazgos de extensas áreas de cultivos ilícitos en la zona, indican a las claras el peligro que se ha venido incubando a pocos kilómetros de su casco urbano.

24 de octubre de 2017 Por: Editorial .

La muerte de un soldado, las heridas a varios miembros de la Fuerza Pública en la zona montañosa de Jamundí y los hallazgos de extensas áreas de cultivos ilícitos en la zona, indican a las claras el peligro que se ha venido incubando a pocos kilómetros de su casco urbano. Y demandan la reacción de las autoridades para impedir que el municipio siga siendo víctima de la delincuencia que allí parece implantarse.

Lo que hay en esa zona es la combinación de cultivos ilícitos que se expanden por la Cordillera Occidental, con la presencia de grupos que se reconocen como disidentes de las Farc. El resultado son combates abiertos entre los agentes del orden y delincuentes que pretenden mantener a sangre y fuego las áreas cultivadas, algo muy similar a lo que ocurría antes del proceso de paz en regiones apartadas de la geografía nacional.

Ahora, esa violencia promovida por el narcotráfico se está presentando a pocos kilómetros de la capital vallecaucana. Cabe añadir que hace dos años y medio en inmediaciones del municipio de Buenos Aires, departamento del Cauca y en límites con Jamundí, once miembros del Ejército Nacional fueron asesinados por integrantes de las Farc, lo que puso en peligro la continuación de los diálogos en La Habana.

Se sabe que Buenos Aires ha sido invadido hace muchos años por los cultivos ilícitos y en su territorio era frecuente la presencia de las Farc, su control sobre las siembras de coca y los laboratorios para procesar el alcaloide. Por eso, la primera pregunta que debe hacerse es cuál es el papel que está desempeñando el grupo guerrillero desmovilizado en el desmote de los sembrados ilegales que ha tenido bajo su control, según lo establecido en el acuerdo del teatro Colón.

Volviendo a Jamundí, ya es tiempo de reconocer que el narcotráfico en sus múltiples expresiones lo ha tendido como epicentro de sus actividades, lo que se refleja en los alarmantes índices de criminalidad que allí se presentan. Esas características se multiplican ahora, cuando su zona montañosa se convierte en foco de desafíos abiertos contra las autoridades, lo que obliga a la presencia de la Fuerza Pública y desencadena los enfrentamientos con los delincuentes que integran los grupos que pretenden imponer su dominio aprovechando la aparente ausencia del Estado en ese territorio.

Nada de eso puede ser aceptable para los gobernantes, y mucho menos para los vallecaucanos. Como está sucediendo al otro lado, en lo que se conoce como el Norte del Cauca, las bandas de delincuencia que pertenecieron a las Farc están dedicadas a proteger y expandir el narcotráfico, atacando a las autoridades legítimas y sembrando el terror y el desconcierto entre los habitantes del sector.

En buena hora, la Gobernación del Valle, el Ejército y la Policía han expresado su compromiso de perseguir a los criminales que azotan a Jamundí, y su propósito de erradicar los cultivos de coca en la zona montañosa de ese Municipio. Pero también deben hacer lo necesario para detener lo que es hoy una amenaza para los vallecaucanos, producto de la ausencia del Estado.

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