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La amenaza de los incendios

Los caleños no pueden seguir siendo indiferentes ni permitiendo que su medio ambiente se destruya por la ambición que se esconde detrás de una supuesta solución social.

2 de septiembre de 2018 Por: Editorial .

Con la llegada de las temporadas más calientes, Cali sufre la amenaza de los incendios forestales desatados en gran parte por invasores. El de la noche del pasado viernes arrasó con gran parte de la ladera de Cristo Rey, amenazando un amplio sector donde se encuentra la vivienda de cientos de miles de personas.

Es decir, la amenaza ya es una realidad que se instaló en la zona urbana, dejando una cicatriz en uno de sus cerros titulares que se ve desde todas partes de la ciudad. Es la peor demostración de hasta dónde ha llegado el riesgo en Cali, a causa del descuido de sus laderas, de la industria, de los invasores que inician arrasando la tierra y culminan en el próspero negocio de vender por lotes a gente necesitada lo que es propiedad pública o privada, reserva forestal o zonas de alto peligro para las comunidades.

Desde las cinco y treinta de la tarde del viernes se desplazaron a la vereda el Cabuya noventa integrantes del Cuerpo de Bomberos Voluntarios de Cali, acompañados de dos máquinas y decenas de vehículos, así como del helicóptero de la Fuerza Aérea Colombiana. Sin embargo, el fuego llegó a tener llamas de seis metros de alto y se extendió a lo largo de varios kilómetros, y solo en la madrugada de ayer se pudo extinguir la conflagración.

Esa actividad evitó que se presentaran desgracias humanas. Pero se causaron daños a viviendas ubicadas en el sector y se tuvo en serio peligro barrios aledaños de gran concentración como Siloé. Y se destruyó el esfuerzo que se venía haciendo por recuperar los bosques y el medio ambiente, algo que fue arrasado por lo que, según el Secretario de Seguridad, se originó en las manos criminales de quienes se lucran de las invasiones.

Esa práctica es la que está detrás de la destrucción que durante décadas han padecido las laderas de la ciudad. Son crímenes que amenazan a todos los caleños, y han llevado a la Administración a crear una Unidad encargada de perseguirlos, obteniendo resultados importantes. Pero ellos solos no pueden contener a los depredadores.

Los caleños no pueden seguir siendo indiferentes ni permitiendo que su medio ambiente se destruya por la ambición que se esconde detrás de una supuesta solución social. Cuando se desatan los incendios forestales, que según los bomberos fueron treinta y tres en la última semana, en juego está su propia seguridad, además de destruir su calidad de vida pues es imposible atender la demanda de servicios públicos que ocasiona.

Al cerro de Cristo Rey hay que rescatarlo del desastre en que quedó por el incendio del pasado viernes. Pero, ante todo, se deben tomar las medidas que en el futuro eviten la repetición de las conflagraciones que han venido acabando con el medio ambiente de una ciudad cruzada por siete ríos y hoy invadida por todos los costados.

Las imágenes del incendio son aterradoras y deben llamar a la reacción para evitar tragedias mayores. Es la diferencia entre seguir de espectadores pasivos ante el desastre que causan la mezcla de indiferencia y complicidad con los depredadores, y reaccionar como una sociedad amenazada que está dispuesta a defender su entorno y su medio ambiente.

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