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Intervenciones innecesarias

Así mismo, hay que rechazar la posibilidad de crear una comisión de la verdad en la cual se incluyan representantes de países vecinos. Los colombianos sabemos las intenciones y las ideologías de los gobiernos contiguos. Y ya estamos haciendo lo que corresponde, por lo cual no necesitamos que alguien de afuera nos venga a decir cuál es nuestra verdad.

14 de abril de 2015 Por:

Así mismo, hay que rechazar la posibilidad de crear una comisión de la verdad en la cual se incluyan representantes de países vecinos. Los colombianos sabemos las intenciones y las ideologías de los gobiernos contiguos. Y ya estamos haciendo lo que corresponde, por lo cual no necesitamos que alguien de afuera nos venga a decir cuál es nuestra verdad.

Esta semana se inicia en La Habana la ronda número 35 de conversaciones entre el Gobierno Nacional y las Farc para la terminación del conflicto. Es el intento por encontrar soluciones que deben salir de los colombianos y no pueden someterse a la intervención de otros países o ejércitos, ni tampoco de organismos regionales.Como está ocurriendo desde mediados del 2014, la ronda que se inicia seguirá concentrada en las víctimas, en su reparación y en el reconocimiento de las responsabilidades que corresponden a la guerrilla. Por supuesto, la complejidad del asunto, en el cual está comprometida una de las claves para lograr el acuerdo final que se espera, explica la demora en encontrar el consenso que se requiere para avanzar hacia los demás puntos de la agenda acordada en agosto de 2013.Sin embargo, debe reconocerse que se están adelantando conversaciones paralelas acerca de la desmovilización y de la entrega de armas. En esos encuentros están interviniendo militares activos, sin que, según el Gobierno, ellos tengan carácter alguno de negociadores. Tal intervención demuestra también que no es necesaria la presencia de otros países distintos a los que hasta ahora están actuando como facilitadores. Y que no es necesaria la llegada a Colombia de tropas extranjeras de ninguna especie, como lo ha venido sugiriendo el Secretario de la Unión de Naciones Suramericanas, Unasur. Esa propuesta es extemporánea, y no responde a un ofrecimiento formal de Argentina y de Chile, países que aportarían sus militares, según las declaraciones del Secretario de Unasur. Y menos aún, porque con su presencia se estaría dando a entender que el conflicto interno de nuestro país requiere de una mediación armada.Así mismo, hay que rechazar la posibilidad de crear una comisión de la verdad en la cual se incluyan representantes de países vecinos. Los colombianos sabemos las intenciones y las ideologías de los gobiernos contiguos. Y ya estamos haciendo lo que corresponde, por lo cual no necesitamos que alguien de afuera nos venga a decir cuál es nuestra verdad. Dicho lo anterior, es necesario insistir en la necesidad de definir la forma en que las Farc asumirán sus responsabilidades por los crímenes cometidos a lo largo de lo que hoy se denomina como conflicto, muchos de los cuáles son atroces, de lesa humanidad o de guerra. Esas son características imposibles de desconocer, además de que su impunidad es rechazada tanto por nuestra Nación como por el resto de la comunidad internacional.

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