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Insensatez en Venezuela

"Ante la posibilidad de que se desencadene una confrontación trágica para el pueblo venezolano, las esperanzas de una salida pacífica se diluyen en el propósito de radicalizar la división y la ausencia de diálogo".

18 de mayo de 2016 Por:

"Ante la posibilidad de que se desencadene una confrontación trágica para el pueblo venezolano, las esperanzas de una salida pacífica se diluyen en el propósito de radicalizar la división y la ausencia de diálogo".

Ante el aumento de la confrontación entre el régimen y la oposición que canaliza el descontento, y con la crisis que padece Venezuela, todo indica que el desenlace en ese país está más cerca de lo que puede pensarse. Ante la posibilidad de que se desencadene una confrontación trágica para el pueblo venezolano, las esperanzas de una salida pacífica se diluyen en el propósito de radicalizar la división y la ausencia de diálogo. La tragedia que padece el vecino país ha sido narrada y descrita miles de veces. Carencia enorme de alimentos y fármacos para atender a los enfermos. La inflación desbordada porque el gobierno se ha dedicado a emitir dinero sin soporte, envileciendo al infinito su capacidad adquisitiva, al punto en que vale más fabricar los billetes que lo que significan como instrumento monetario. Las empresas que se cierran por falta de materia prima o por voluntad de las autoridades, acompañadas por turbas que no tienen fin distinto a producir miedo.Y la inseguridad que crece en las calles y carreteras, llevando al otrora país seguro a las primeras posiciones del índice de muerte violentas de sus habitantes. Todo ello generó la reacción popular y pacífica, mediante las elecciones del pasado 6 de diciembre, en las cuales el oficialismo fue barrido sin atenuantes, y las fuerzas de la oposición asumieron el control absoluto de la Asamblea Nacional, el Poder Legislativo. La respuesta fue agudizar la dictadura, inventándose decretos ejecutivos y sentencias del Tribunal Supremo que bloquean a la Asamblea. Y ahora, el esfuerzo por impedir que un referendo revocatorio, creado por la Constitución chavista para permitirle al pueblo sacar al gobierno cuando considere que no cumple su función, está cerrando las posibilidades de encontrar una salida democrática a algo que dejó de ser una movilización partidista para transformarse en un movimiento nacional que clama por el final de un gobierno y un sistema corrupto e inepto que frustró las promesas que hicieron a Hugo Chávez y su séquito la esperanza del cambio.Hoy, la oposición encabezada por un gobernador, Henrique Capriles, saldrá a la calle para reclamar el derecho a revocar el mal gobierno. Frente a esa movilización estarán la Fuerza Pública y los grupos paramilitares que, disfrazados de milicias o guardianes de la revolución, van a arremeter contra los manifestantes. Con ello, el presidente Nicolás Maduro y todo el régimen ya descaradamente dictatorial y apoyado por un estamento militar que no parece sentir el drama de sus compatriotas, tratarán de reprimir el descontento y de aplastar la voluntad de la mayoría de los venezolanos. Esa confrontación puede ser, ojalá no, el estallido que desde muchos sectores se está anunciando, y que para Maduro parece ser la radicalización necesaria de su revolución comunista. Es la insensatez llevada al extremo, donde los intereses nacionales se sacrifican para defender un gobierno que perdió el norte, que ya no representa la voluntad de los venezolanos y los está arrojando por la calle de la amargura y de la violencia entre hermanos.

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