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Incidente absurdo

Todo se originó en sospechas sobre la presencia en el avión presidencial boliviano de Edward Snowden, el ex funcionario del gobierno de los Estados Unidos que filtró información sobre espionajes realizados por la CIA y las NSA y quien se encuentra en el aeropuerto de Moscú, lugar a donde viajó Morales para participar en una cumbre de países productores de gas. Una información jamás confirmada dio a entender que el presidente de Bolivia lo había recogido y lo llevaba consigo de regreso a La Paz.

4 de julio de 2013 Por:

Todo se originó en sospechas sobre la presencia en el avión presidencial boliviano de Edward Snowden, el ex funcionario del gobierno de los Estados Unidos que filtró información sobre espionajes realizados por la CIA y las NSA y quien se encuentra en el aeropuerto de Moscú, lugar a donde viajó Morales para participar en una cumbre de países productores de gas. Una información jamás confirmada dio a entender que el presidente de Bolivia lo había recogido y lo llevaba consigo de regreso a La Paz.

Bochornoso y humillante. Así debe calificarse el tratamiento recibido por el presidente de Bolivia, Evo Morales, a manos de varios gobiernos de Europa. Más que un incidente diplomático que no tiene justificación, lo ocurrido es una flagrante violación del derecho internacional y un desconocimiento de sus derechos como ser humano y como representante de una nación. Todo se originó en sospechas sobre la presencia en el avión presidencial boliviano de Edward Snowden, el ex funcionario del gobierno de los Estados Unidos que filtró información sobre espionajes realizados por la CIA y las NSA y quien se encuentra en el aeropuerto de Moscú, lugar a donde viajó Morales para participar en una cumbre de países productores de gas. Una información jamás confirmada dio a entender que el presidente de Bolivia lo había recogido y lo llevaba consigo de regreso a La Paz.Entonces se desató una cadena de errores y de comportamientos que rayan en el abuso. Al negarle el vuelo sobre los territorios de Francia, España, Portugal e Italia, sin razones legales y violando la inmunidad que protege a los dignatarios con el rango del presidente Morales, pusieron en riesgo su integridad. Todo lo cual desembocó en un aterrizaje de emergencia en Austria, donde fue confinado por horas a un cuarto y su avión requisado en busca del fugitivo que nunca lo abordó. Fueron muchas horas durante las cuales el Mandatario boliviano recibió un trato desobligante, cercano al que se le da a un delincuente en trance de fuga.Horas después, algunos de los países implicados en el monumental error presentaron disculpas e insinuaron que todo se debió a un pedido de los Estados Unidos. Un desaguisado más, que desconoce el principio internacional que considera a la aeronave presidencial como territorio de Bolivia. Además de dejar un sabor a atropello, el asunto demuestra otro sorprendente apresuramiento de los servicios de inteligencia estadounidenses que partieron de informaciones falsas. Y una actuación desproporcionada de su gobierno, al involucrar a sus países amigos en un incidente que debió ser evaluado y manejado en forma diferente. Ahora, el infortunado asunto amenaza con crear un escándalo de proporciones inéditas. Por supuesto, el presidente Morales debe recibir las excusas y reparaciones de todos los gobiernos que participaron en forma directa o indirecta en el incidente. Pero, conociendo la idiosincrasia de Evo y su discurso contra el imperialismo, él se ha encargado ya de transformar su reclamo en diatriba, calificando el hecho como un atentado contra Suramérica, mientras sus amigos reclaman una cumbre de Unasur para fijar una posición conjunta y emitir una condena unánime. Independiente de si el hecho puede considerarse una afrenta contra Suramérica, lo cierto es que al presidente de Bolivia se le desconocieron sus derechos y eso merece la solidaridad y la condena del mundo. Además, su Gobierno puede exigir las explicaciones y las reparaciones que demande un incidente lamentable y absurdo, producto de errores de juicio y soberbias mal administradas por quienes buscan por todos los medios capturar a Snowden.

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