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Horror en Lampedusa

"Por eso el llamado del Pontífice, si bien se produce a raíz de una tragedia ocurrida en las costas italianas, en realidad es un llamado a la solidaridad mundial, en especial europea con los “hermanos y hermanas” de África, que tanto han sufrido y siguen sufriendo por la indiferencia mundial, agravada con la infamia del racismo cuando se trata de comunidades subsaharianas".

4 de octubre de 2013 Por:

"Por eso el llamado del Pontífice, si bien se produce a raíz de una tragedia ocurrida en las costas italianas, en realidad es un llamado a la solidaridad mundial, en especial europea con los “hermanos y hermanas” de África, que tanto han sufrido y siguen sufriendo por la indiferencia mundial, agravada con la infamia del racismo cuando se trata de comunidades subsaharianas".

Un barco con más de 300 inmigrantes ilegales africanos naufragó a un kilómetro de la costa de la isla italiana de Lampedusa, dejando 90 cuerpos recuperados y otros 40 descubiertos en el interior del naufragio. Decenas siguen desaparecidos. Un drama humano conmovedor, que se repite año tras año, cuando centenares de africanos huyen de la miseria o de los conflictos violentos en sus países de origen y encuentran la muerte frente a las costas sicilianas.Lampedusa es una pequeña isla ubicada más cerca de África que de Italia. Fue el primer sitio visitado por el papa Francisco fuera de Roma para llamar la atención del drama que viven los inmigrantes provenientes de algunos de los países más pobres del mundo. En su homilía del 8 de julio pasado, Francisco se refirió a “esas barcas que, en lugar de haber sido una vía de esperanza, han sido una vía de muerte”.Luego de la tragedia, Francisco dijo que “Esos hermanos y hermanas nuestros intentaban salir de situaciones difíciles para encontrar un poco de serenidad y de paz; buscaban un puesto mejor para ellos y para sus familias, pero han encontrado la muerte. ¡Cuántas veces quienes buscan estas cosas no encuentran comprensión, no encuentran acogida, no encuentran solidaridad!”. Una crítica frontal a la política antiinmigrantes de los gobiernos europeos.Si bien Italia atraviesa, como la mayoría de Europa, por una crisis profunda, es cierto que el volumen de los inmigrantes subsaharianos está muy lejos de representar el grave problema que, por ejemplo, afronta Estados Unidos con el mismo fenómeno. Mientras este país ha detectado 11 millones de inmigrantes ilegales en su territorio, la cifra de los que llegan de África a Italia no supera los 150 mil por año. El problema no es tanto el número de inmigrantes, que podría ser absorbido como mano de obra, sino su origen africano, que enciende los prejuicios racistas en una nación que sufre con esa enfermedad moral.Italia parece olvidar su historia de migraciones. Durante el Siglo XX, y en especial durante y después de la Segunda Guerra, decenas de millones de italianos abandonaron su patria sumida en la miseria y falta de oportunidades, para ser acogidos en las naciones americanas, entre las que ocuparon un papel relevante Estados Unidos, Argentina, Uruguay, Brasil y Venezuela. Nadie los discriminó y ellos pudieron rehacer sus vidas, labrarse un capital y, en muchas ocasiones, volver a su nación cuando las circunstancias económicas y sociales mejoraron.Por eso el llamado del Pontífice, si bien se produce a raíz de una tragedia ocurrida en las costas italianas, en realidad es un llamado a la solidaridad mundial, en especial europea con los “hermanos y hermanas” de África, que tanto han sufrido y siguen sufriendo por la indiferencia mundial, agravada con la infamia del racismo cuando se trata de comunidades subsaharianas.Estos hombres y mujeres murieron a un kilómetro de la costa de Lampedusa, por lo que resulta inexplicable que no hayan sido rescatados antes de que la tragedia ocurriera.

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