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Hasta el próximo paro

"Ahora se hablará de que el mal rato que produjo el paro de camioneros ha quedado atrás, y que se harán esfuerzos por recuperar el tiempo y los recursos perdidos. Pero todo da a entender que las razones del paro no se han resuelto, porque si bien se fijó una tarifa de referencia que regule el costo de la tonelada transportada, asuntos como la rebaja en los combustibles no tienen una respuesta definitiva".

20 de marzo de 2015 Por:

"Ahora se hablará de que el mal rato que produjo el paro de camioneros ha quedado atrás, y que se harán esfuerzos por recuperar el tiempo y los recursos perdidos. Pero todo da a entender que las razones del paro no se han resuelto, porque si bien se fijó una tarifa de referencia que regule el costo de la tonelada transportada, asuntos como la rebaja en los combustibles no tienen una respuesta definitiva".

Luego de tres semanas, el Gobierno Nacional logró el acuerdo que permite levantar el paro de los camioneros que causó grandes pérdidas a la economía nacional. Era la decisión esperada, aunque no parece tener la profundidad necesaria para evitar que movilizaciones de este tipo sigan siendo los argumentos para resolver los pedidos que se repiten y los compromisos que no se cumplen.Aunque esta vez no hubo hechos de orden público que lamentar, el paro vuelve a dejar un sabor amargo en los colombianos, porque no resuelve los problemas estructurales que lo hacen recurrente. Es que es un imposible tener una solución por medio de tarifas y precios mínimos, cuando existe una sobreoferta de vehículos que se convierte en crónica por la resistencia a retirar los camiones por razón de su edad. Y es imposible no protestar, cuando la estrategia de los sucesivos Gobiernos es firmar compromisos que no se cumplen, mientras la materia prima de la actividad, el combustible, es objetivo principal de los impuestos. Y mientras tanto, el Estado parece incapaz de impulsar medios alternativos al transporte por carretera para disminuir el riesgo en que está el país por la capacidad de perturbación que tienen los camioneros. $ 160.000 mil millones le costó a la Nación el último de los movimientos, lo que podría evitarse si se impulsa el transporte por ferrocarril o el fluvial. Al Valle del Cauca le costó el represamiento de 500.000 toneladas de carga en Buenaventura y el tener que soportar incrementos hasta del 165% en el precio de productos de primera necesidad como la papa o la caída en el 20% en el ingreso de alimentos a la central de abastecimiento de Cavasa. ¿Quién pagó entonces los patos rotos? El bolsillo de los consumidores y las empresas que debieron suspender sus producciones a causa de la ausencia de materia prima, o aquellas que, como el sector azucarero y cafetero no pudieron exportar 150.000 toneladas, por la falta de vehículos. Todo ello podría evitarse si se termina con esa nociva costumbre de llegar a los extremos en los cuales el gobierno de turno no cede y los sindicatos prefieren echar mano a las vías de hecho, antes que buscar soluciones estructurales. Ahora se hablará de que el mal rato que produjo el paro ha quedado atrás, y que se harán esfuerzos por recuperar el tiempo y los recursos perdidos. Pero todo da a entender que las razones del paro no se han resuelto, porque si bien se fijó una tarifa de referencia que regule el costo de la tonelada transportada, asuntos como la rebaja en los combustibles no tienen una respuesta definitiva. Por lo tanto, la espada de Damocles del cese de actividades continúa en manos de los transportadores y pendiendo sobre la Nación. Y la posibilidad de incumplir los compromisos acordados sigue latente, lo cual significa que un nuevo paro puede producirse en cualquier momento. Pero algo es algo. Conseguir levantar el bloqueo mediante un acuerdo civilizado alivia la situación de los colombianos y sigue siendo infinitamente mejor que ver a la Fuerza Pública enfrentada con los manifestantes.

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