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¿Hacia la guerra del hielo?

"Se calcula que el 25% de las reservas de petróleo se encuentran en el Ártico, lo que le daría a esa región el mismo peso en el mercado de hidrocarburos que hoy tiene Arabia Saudita. Esta realidad ha incentivado el interés por el Ártico de los países limítrofes".

3 de septiembre de 2011 Por:

"Se calcula que el 25% de las reservas de petróleo se encuentran en el Ártico, lo que le daría a esa región el mismo peso en el mercado de hidrocarburos que hoy tiene Arabia Saudita. Esta realidad ha incentivado el interés por el Ártico de los países limítrofes".

Las dos masas de hielo que conforman los polos terrestres, el Ártico y el Antártico, fueron, hasta hace poco, territorios alejados de los conflictos, en los que predominaba la colaboración entre científicos de diversas naciones.Aunque se tenían indicios de la existencia de grandes fuentes de materias primas en esos territorios gélidos, la imposibilidad de extraerlas por las gruesas capas de hielo hacían innecesarias las confrontaciones y un tanto superfluas las disputas por límites territoriales. De hecho, en el Ártico se logró con facilidad un acuerdo limítrofe entre Rusia, Estados Unidos, Canadá, Dinamarca y Noruega, que aún está vigente.Pero todo comenzó a cambiar con el calentamiento global y el correspondiente deshielo del Ártico. En realidad, desde el 2007 se ha reportado el derretimiento de grandes masas de hielo polar. Los cálculos más recientes indican que, de seguir las cosas como van, hacia el 2019 no existirá hielo en el Polo Norte.Una perspectiva de indudable impacto en el clima universal que, además, ha despertado el apetito de las potencias por las riquezas naturales de ese territorio. Se calcula que el 25% de las reservas de petróleo se encuentran en el Ártico, lo que le daría a esa región el mismo peso en el mercado de hidrocarburos que hoy tiene Arabia Saudita. Esta realidad ha incentivado el interés por el Ártico de los países limítrofes. Dinamarca, Estados Unidos, Rusia, Canadá y Noruega, cada uno a su manera, vienen tomando medidas para tratar de garantizarse una porción mayor de las riquezas árticas. El problema, por ahora, no son los límites, ya definidos, sino las rutas de navegación en los nuevos mares árticos. En otras palabras, el acceso a las fuentes de materias primas.Aunque los cinco países acordaron respetar la Convención del Mar hasta el año 2014, y en sus declaraciones públicas se han comprometido a resolver cualquier diferendo por medios pacíficos y con apego a la Ley internacional, en los hechos las cosas no transitan por caminos de concordia. Cables secretos de Wikileaks revelan que Dinamarca plantea derechos marítimos hasta llegar al Polo Norte, lo que supondría una contraposición de intereses con Rusia, que reclama el mismo derecho.En otro cable, diplomáticos estadounidenses hablan de un “potencial incremento en amenazas militares en el Ártico”, mientras su país despliega aviones de combate en Alaska. Por los lados de Rusia, la preocupación no es menor. Según Wikileaks, el embajador de Rusia ante la Otan escribió que “el Siglo XXI verá una lucha por recursos, y Rusia no debe ser derrotada en esta lucha. La Otan sabe de dónde vienen los vientos. Vienen del norte”. Y el jefe de la armada rusa afirmó que “aunque en el Ártico hay paz y estabilidad, no se puede excluir que en el futuro no haya una redistribución de poder, incluyendo una intervención armada”.Todo esto sin prestar atención a que el deshielo del Ártico es una tragedia para la humanidad. ¿Querrán los tiburones que el Polo Norte se convierta en un mar de guerras? El tiempo, ya escaso, lo dirá.

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