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Grecia y su hora cero

"Frente al ‘default’ generado, ahora la expectativa está puesta en el referendo del próximo domingo, en el que los griegos definirán el camino a tomar sobre su deuda, la economía nacional, y su continuidad en la Unión Europea".

1 de julio de 2015 Por:

"Frente al ‘default’ generado, ahora la expectativa está puesta en el referendo del próximo domingo, en el que los griegos definirán el camino a tomar sobre su deuda, la economía nacional, y su continuidad en la Unión Europea".

A las seis de la tarde de ayer el incumplimiento de Grecia con sus acreedores fue un hecho consumado, como lo confirmó el Fondo Monetario Internacional. Frente al ‘default’ generado, ahora la expectativa está puesta en el referendo del próximo domingo, en el que los griegos definirán el camino a tomar sobre su deuda, la economía nacional, y su continuidad en la Unión Europea.Pese a los esfuerzos de las partes no se pudo dar con una salida que resultará menos catastrófica para la nación helénica, y ya no sirven ni siquiera las medidas más desesperadas. El futuro podría depender de que los griegos voten afirmativamente por el respeto de las reglas y su permanencia en el bloque europeo, al que primero apoyaron, luego sacaron provecho como todos sus socios y del que ahora pretenden saltar, aunque ello no implique salvarse.Buscar responsables a estas alturas no es lo más urgente. Los males comenzaron años atrás con un Estado paternalista, que luego fue apretado por las medidas restrictivas impuestas por la Unión Europea para afrontar la más reciente crisis económica mundial. Las promesas del primer ministro Alexis Tsipras de no aceptar las medidas del bloque continental, a las que acompañó de conceptos como nacionalismo, soberanía y autonomía para ganar las elecciones, sólo aceleraron la caída económica de Grecia. Con la consulta popular, los riesgos a futuro son aún mayores. Es apresurado anticipar una victoria del No, por el que propugna el gobierno, cuando ya se empezó a caer en el impago de las deudas. Tampoco ayuda la enrevesada pregunta con que Tsipras pretende obtener el respaldo para sus políticas contra la austeridad y el cumplimiento de las obligaciones: “¿Debe ser aceptado el borrador de acuerdo presentado por las instituciones en el Eurogrupo del 25 de junio y que consta de dos partes, que conforman su única propuesta?”. Así enseguida se pongan a disposición del votante los documentos técnicos, en griego e inglés, que pretenden ilustrar lo que se decide, contestar el referendo será difícil para el común de los ciudadanos.Así vote de forma negativa o reafirme su estancia en el bloque europeo, el futuro de Grecia es impredecible y los efectos los sentirán sus ciudadanos, que ya tienen congeladas sus cuentas bancarias, en un corralito que podrá ser indefinido ahora que se ha entrado en ‘default’. Para la UE el panorama tampoco es alentador porque padecerá las secuelas del forcejeo que ha mantenido con Tsipras, el cual ha puesto sobre la palestra, una vez más, sus debilidades actuales. Las repercusiones políticas caerán sobre el euro, que parece cada vez un factor menos aglutinante pero del que depende que se mantenga la unidad de las mayorías del Viejo Continente.No es fácil esta hora cero que viven Grecia y su pueblo, obligado a estar por encima de sus dirigentes -de los antiguos y de los actuales-, para dictar una lección que vaya más allá de los apasionamientos con los que se le quiere mandar a su país al fondo del abismo.

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