El pais
SUSCRÍBETE

Fútbol: líos interminables

10 de noviembre de 2010 Por:

"El fútbol colombiano agoniza como empresa..."

¿Cuántos años y cuántos gobiernos han pasado desde que se destapó la crisis ética y ahora económica que padece el fútbol en Colombia? ¿Qué más se debe esperar para que tanto el Estado como la Fifa y la División Mayor del Fútbol asuman la tarea de limpiar de sus males al deporte con mayor arraigo entre los colombianos?Esas preguntas saltan a la vista cuando se recuerdan las declaraciones del Director de Coldeportes sobre su intención de revisar la situación de los equipos profesionales, a causa de la bancarrota por la que atraviesan casi todos. De acuerdo con las palabras del doctor Jairo Clopatofski, varios de ellos tienen deudas que superan tres veces y más sus activos. Razón suficiente para tomar decisiones que protejan en primer lugar a los deportistas, a muchos de los cuales les adeudan cinco y más quincenas de su salario, sin contar los premios a que se hacen acreedores de acuerdo con sus contratos.Tan calamitosa situación se inició cuando el carácter privado del fútbol y la indiferencia de las autoridades permitieron la infiltración de dineros de dudosa procedencia en las finanzas de las instituciones deportivas y la llegada de ‘mecenas’ con nexos con el narcotráfico. Todo ello dio paso a una feria de recursos que terminó enrareciendo el ambiente, poniendo en duda la credibilidad del campeonato y mezclando actuaciones oscuras que hicieron cancelar el campeonato a raíz del asesinato de un árbitro.Ahora, la crisis es de otro orden. Y si bien se han retirado muchos de los antiguos propietarios de los equipos, ello ha implicado una compleja situación donde los recursos económicos brillan por su ausencia y la transparencia en su manejo sigue siendo una excepción. Casos como el del América de Cali, donde la crisis ya superó el plantel profesional y amenaza la continuidad de sus divisiones inferiores, o de más de la mitad de los equipos que le deben grandes sumas a sus integrantes y no poseen recursos, son síntomas claros de que las cosas como van no tienen futuro. Y que la debacle seguirá su curso, porque no parece existir una solución posible.En efecto, el fútbol como empresa es una actividad particular. Además, la Federación Internacional de Fútbol Asociado, Fifa, es una poderosa transnacional que limita la posibilidad de las autoridades de intervenir para proteger la legislación interna, los derechos de los deportistas y el interés de los aficionados. Tanto es así, que existe el temor de alguna posible sanción contra la celebración del Mundial Sub 20 que se celebrará aquí el próximo año, en caso de que el Estado actúe como corresponde. Pero es claro que, con pocas excepciones, el fútbol colombiano agoniza como empresa. Y que tanto el Estado como las autoridades que lo rigen en los ámbitos nacional e internacional no pueden seguir impasibles ante lo que se transformó en un negocio que mueve millonarios recursos pero sus actores, empezando por los futbolistas, padecen una pobreza cercana ya a la miseria. Por eso, más que dar declaraciones, hay que actuar en defensa del juego limpio y de una afición que durante 70 años ha dicho presente.

AHORA EN Editorial