El pais
SUSCRÍBETE

Expropiación en Argentina

"En apariencia, lo que explica la expropiación parecen ser las diferencias entre el gobierno de Kirchner y Repsol por la política de dividendos. Pero en la práctica, lo que está sucediendo es la utilización de ese diferendo para llamar a la solidaridad y el patriotismo de los argentinos, reviviendo la convocatoria de la Junta Militar de 1982 contra Inglaterra, el extranjero agresor que despoja a su Nación de sus derechos".

18 de abril de 2012 Por:

"En apariencia, lo que explica la expropiación parecen ser las diferencias entre el gobierno de Kirchner y Repsol por la política de dividendos. Pero en la práctica, lo que está sucediendo es la utilización de ese diferendo para llamar a la solidaridad y el patriotismo de los argentinos, reviviendo la convocatoria de la Junta Militar de 1982 contra Inglaterra, el extranjero agresor que despoja a su Nación de sus derechos".

Entrando a la fuerza y desalojando a los directivos de las oficinas para tomar control de la empresa. Así se concretó la decisión de la Presidente de Argentina que le arrebata a la española Repsol el control sobre la petrolera YPF. Pero ese no es el fin de una relación que arrancó hace 13 años cuando el entonces presidente Carlos Menem recurrió a la privatización como la forma más expedita para encontrar la manera de asegurar la explotación eficiente de los recursos energéticos en su país. Resultado que consiguió, hasta el año pasado cuando Argentina dejó de ser autosuficiente en materia de hidrocarburos y combustibles fósiles. En ese momento, lo que fue una política aprobada por el gobierno de los Kirchner, repartir gran parte de las utilidades por la vía de los dividendos pagados a los accionistas, se tornó en la disculpa perfecta para intervenir la empresa. Lo extraño de todo es que se expropia sólo el 51% perteneciente a la petrolera española, pero no se toca el 25% que se le vendió fiado a un grupo de inversionistas argentinos. Por ello no puede hablarse de una expropiación total, además de que parece muy probable que la presidenta Cristina le ofrezca esa mayoría a compañías chinas o incluso a Pdvsa, la empresa venezolana que Hugo Chávez maneja a su antojo. Es claro que, en medio de la creciente crisis social y económica, el gobierno argentino necesita un socio dispuesto a aportar los recursos que requiere con desespero para encontrar petróleo y gas, con lo cual podrá detener el desangre de tener que importarlos a los precios de hoy. En apariencia, lo que explica la expropiación parecen ser las diferencias entre el gobierno de Kirchner y Repsol por la política de dividendos. Pero en la práctica, lo que está sucediendo es la utilización de ese diferendo para llamar a la solidaridad y el patriotismo de los argentinos, reviviendo la convocatoria de la Junta Militar de 1982 contra Inglaterra, el extranjero agresor que despoja a su Nación de sus derechos. Es el reiterado estilo peronista, especialista en usar argumentos populistas y sensibles para desviar la atención de los verdaderos problemas, en este caso, la pobreza, el difícil clima social y una inflación galopante que golpea a la población más vulnerable. Pero todo parece indicar que esta vez, las cosas para Argentina tendrán un precio muy alto. Ya España expresó su rechazo por la arbitraria decisión del gobierno Kirchner, lo que fue contestado con amenazas a Telefónica y a los bancos españoles. Y mientras Repsol taza en US$12.000 millones lo que Argentina deberá pagarle por sus derechos en YPF, la Unión Europea expresó su solidaridad con uno de sus miembros. Lo que quiere decir que las épocas difíciles apenas empiezan. Y entretanto, la credibilidad de Argentina, hasta no hace mucho protagonista de una innegable prosperidad que sirvió de base para la reelección de Cristina, empieza a naufragar en los mercados internacionales. Lo que sigue será entonces una confrontación dura y compleja causada por un gobierno que desconoce sus compromisos internacionales en forma olímpica.

AHORA EN Editorial