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Evo el eterno

"Ya sea porque la propuesta de una reelección por tercera vez puede servir de cortina de humo o porque una cosa significa Evo para la mayoría de los bolivianos y otra, bien diferente, su partido, el caso apunta a ser un eslabón más en el viejo y trasnochado caudillismo latinoamericanoE.

28 de septiembre de 2015 Por:

"Ya sea porque la propuesta de una reelección por tercera vez puede servir de cortina de humo o porque una cosa significa Evo para la mayoría de los bolivianos y otra, bien diferente, su partido, el caso apunta a ser un eslabón más en el viejo y trasnochado caudillismo latinoamericanoE.

“Si todo está bien, Evo está bien”. Bajo esa consigna, la democracia boliviana comienza a transitar una amenaza que no está lejos de hacerse realidad: la reelección indefinida de Evo Morales como amo y señor de los destinos de la nación andina.Desde la semana pasada su partido Movimiento al Socialismo (MAS) ha puesto en marcha la tarea de conseguir que en 2019 el presidente sea relegido por tercera, y hasta por una cuarta oportunidad. Es decir, asegurar 29 años con Evo en el poder. En la ruta trazada, figura una alianza con otros sectores políticos y sociales afines al gobierno, que pretende abrir paso al referendo constitucional para dar luz verde a la eternización del dirigente cocalero en la Presidencia de Bolivia.Para un hombre como Evo, que bordea el 80% de imagen positiva en las encuestas y que ha alcanzado sus dos reelecciones con mayorías superiores al 60%, las posibilidades de vencer en una consulta popular de esas características son bastante altas. Más aún cuando no existe una alternativa y los promotores del referendo han mezclado, entre otras causas, la salida al mar. Sin Evo, dicen, ese viejo sueño será un imposible.Aparte, la campaña aparece a poco menos de cuatro años de las próximas elecciones presidenciales en medio de un caldeado ambiente social, señales de decrecimiento de la economía y pérdida de la hegemonía que el MAS mantuvo durante los últimos años en los cuerpos legislativos de la nación. Ya sea porque la propuesta puede servir de cortina de humo o porque una cosa significa Evo para la mayoría de los bolivianos y otra, bien diferente, su partido, el caso apunta a ser un eslabón más en el viejo y trasnochado caudillismo latinoamericano.Es la dictadura del socialismo siglo XXI, que se agrupa en la Alianza para los Pueblos Bolivarianos, el Alba, para eternizar la dictadura del populismo. Evo no es la excepción. Incluso, de conseguir su propósito, estaría ejecutando la más grande de las aspiraciones del extinto Hugo Chávez en Venezuela: perpetuarse en el poder. Y no está hoy solo en el propósito. En Ecuador, Rafael Correa busca su reforma para una nueva reelección; y en Nicaragua, Daniel Ortega también da muestras de cuánto se puede maltratar la Carta Magna para beneficio propio, hasta el punto de hacerla de bolsillo, como lo han hecho ellos y otros más. Y eso sin olvidar la otra pieza de la estrategia, la cooptación de los demás poderes públicos.No será fácil atravesarse en ese camino para la oposición boliviana o cualquiera que no esté de acuerdo. Como ha pasado en Ecuador, la prensa libre y la crítica figuran primeras en las listas de aquellos condenados a la persecución y la falta de garantías. Son formas de totalitarismos disfrazadas de democracia, que se basan en el culto a la personalidad y erigen a sus jefes en seres imprescindibles. Hasta que, como ocurre ahora mismo en Venezuela, apelan a las vías de hecho y se derrumban por sí solas, dejando a sus naciones en la postración y sin una democracia verdadera. Son esas formas que hoy apuntan a que Evo se convierta en ‘eterno’ para Bolivia.

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