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Entre el frío y el calor

Son los extremos del clima, que en esta región pasa la factura del daño ambiental causado al Planeta y se refleja de forma directa en unas temperaturas inusuales así como en fenómenos naturales cada vez más frecuentes y agresivos.

3 de diciembre de 2016 Por:

Son los extremos del clima, que en esta región pasa la factura del daño ambiental causado al Planeta y se refleja de forma directa en unas temperaturas inusuales así como en fenómenos naturales cada vez más frecuentes y agresivos.

Entre temperaturas bajas que nunca se habían sentido y olas de calor de las más altas registradas en el último siglo han estado los caleños en los meses recientes. Esa variación que durante el último trimestre experimenta la ciudad tiene nombre propio: el cambio climático.Hace 15 días en Cali y el Valle tocó sacar del fondo del armario abrigos y cobijas de lana cuando el tiempo bajó hasta los 12 grados centígrados. Tres meses atrás, lo mejor era quedarse en un lugar fresco para pasar los 35 grados que se marcaban a la sombra y no enfrentarse a los 38°C de sensación térmica cuando se estaba expuesto al sol.Son los extremos del clima, que en esta región pasa la factura del daño ambiental causado al Planeta y se refleja de forma directa en unas temperaturas inusuales así como en fenómenos naturales cada vez más frecuentes y agresivos. Si a ello se suman la falta de precaución para evitar los desastres, la desatención de los factores de riesgo o la imprevisión de ciudades que han crecido de forma desordenada, el coctel puede ser peligroso.En agosto pasado la lucha de los bomberos era dominar los 439 incendios en las zonas rural y urbana de la ciudad. El jueves anterior la urgencia de los organismos de socorro fue controlar las emergencias por el vendaval más intenso del que tenga memoria reciente Cali, donde en una hora cayó la cantidad de lluvia máxima que se esperaría para un día en época de invierno. La suma de factores provocó la tragedia que dejó seis víctimas mortales, además de múltiples daños y pérdidas materiales. Lo ocurrido en Siloé, donde una vivienda colapsó y se llevó la vida de un adulto y cinco niños, es la conjunción de un fenómeno natural sin precedentes que se presenta en una zona de riesgo en la cual se permitieron las invasiones y las construcciones sin los mínimos controles. Es la misma historia de sectores como Nápoles o Terrón Colorado.Igual azar es el que se vive con el jarillón del río Cauca, donde aún hay miles de familias asentadas y donde las soluciones para retirarlas del lugar así como para comenzar las obras urgentes de refuerzo del dique, se enfrentan contra polémicas populistas y con la demora en las obras necesarias para evitar que el 70% de los caleños padezca una catástrofe si el río se desborda.Ciudades como Cali se enfrentan a riesgos enormes por el cambio climático, con un futuro difícil si no se actúan con resolución. Ello comienza por reconocer que las urbes tienen gran responsabilidad en el daño ambiental, por lo cual deben reducir sus emisiones de gases de efecto invernadero, mejorar la calidad de su aire y cuidar sus fuentes hídricas, como se comprometieron ayer en México 85 alcaldes reunidos para analizar el papel que juegan en el calentamiento mundial.Cuando se pasa de la escasez de agua a las inundaciones o de las más altas temperaturas a las más bajas, vale preguntar si estamos preparados para el cambio climático, y si se permitirá que sigan invadiendo sectores de riesgo para después afrontar desastres. El futuro será aún más extremo y hay que estar listo para atender sus consecuencias.

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