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El verdadero enemigo

"El último episodio puede tener consecuencias más graves si la verdad sigue siendo eludida por las Farc. Son sus alianzas con las bandas criminales, puestas de presente con el asesinato de siete policías en el departamento de Córdoba y ratificadas por la Policía Nacional y la Fiscalía General".

24 de septiembre de 2014 Por:

"El último episodio puede tener consecuencias más graves si la verdad sigue siendo eludida por las Farc. Son sus alianzas con las bandas criminales, puestas de presente con el asesinato de siete policías en el departamento de Córdoba y ratificadas por la Policía Nacional y la Fiscalía General".

Ayer se inició la ronda 29 de las conversaciones entre el Gobierno Nacional y las Farc para tratar de llegar a un acuerdo que dé por terminado el conflicto. En esta oportunidad se seguirá hablando de las víctimas, la reparación y la desmovilización, lo que no alcanza a disipar las dudas surgidas en los últimos días por la denunciada relación entre las bandas criminales y la guerrilla.Según las delegaciones de ambas partes, la negociación continúa por buen camino a pesar de los desacuerdos que se han presentado, naturales en un proceso tan complejo como el de darle fin a una violencia que lleva más de medio siglo. Lo cual hace pensar que, pasado el proceso electoral, es posible reducir las presiones por producir un acuerdo en breve plazo sin que ello signifique aplazar sus resultados de manera indefinida. Sin embargo, lo que más preocupa es la actitud de las Farc, que se ha convertido en el principal obstáculo para convencerlos sobre el futuro positivo de las conversaciones en La Habana. Por supuesto, es conveniente conseguir respaldos internacionales como el que le ofreció el Secretario General de la ONU al presidente Juan Manuel Santos en su visita a Nueva York. Pero a nadie puede escapársele que es aquí donde se decide la suerte del proceso y serán los ciudadanos quienes tendrán la última palabra.Eso será difícil de alcanzar si las Farc persisten en posiciones como no responder por el daño que les han causado a miles de colombianos. Y no parece aceptable que apenas se reconozca “errores” que causaron la tragedia a algunas de las víctimas que han viajado a Cuba y de manera privada. Tampoco es aceptable que exijan comisiones de la verdad para investigar los últimos 80 años de historia patria, mientras se obstinan en desconocer sus crímenes, registrados en miles de documentos acumulados por los medios de comunicación nacionales e internacionales. El último episodio puede tener consecuencias más graves si la verdad sigue siendo eludida por las Farc. Son sus alianzas con las bandas criminales, puestas de presente con el asesinato de siete policías en el departamento de Córdoba y ratificadas por la Policía Nacional y la Fiscalía General. Que no fue la primera, porque durante años se han producido en el suroccidente colombiano y sin distingo de ninguna naturaleza. Es vox pópuli que esas alianzas han sido basadas en el narcotráfico y las han realizado con cualquiera de las organizaciones criminales que operan en la zona, incluso con carteles mexicanos que han pagado con armas a la guerrilla.En días pasados, el jefe de la delegación oficial en La Habana dijo que la polarización que vive la política en Colombia puede dar al traste con el proceso de paz. Entendiendo su preocupación, hoy puede decirse que el principal enemigo de la negociación es la actitud del grupo armado. Esa es y seguirá siendo la principal causa de escepticismo entre los colombianos. Y de nada servirá bajarle la temperatura al debate político mientras las Farc se obstinen en actos que no permiten construir confianza en su voluntad de paz.

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