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El vaso de agua

"Como en las épocas de la presidencia de Hugo Chávez, su sucesor trató de crear un inexistente conflicto, usando el escándalo y la alarma. Para infortunio de don Nicolás Maduro y sus amigos, la Otan se encargó de desvirtuar el asunto".

5 de junio de 2013 Por:

"Como en las épocas de la presidencia de Hugo Chávez, su sucesor trató de crear un inexistente conflicto, usando el escándalo y la alarma. Para infortunio de don Nicolás Maduro y sus amigos, la Otan se encargó de desvirtuar el asunto".

Luego de una declaración del presidente Juan Manuel Santos sobre el interés de vincularse a la Organización del Tratado del Atlántico Norte, Otan, el revuelo de los países del Alba no se hizo esperar. Como en anteriores ocasiones cuando vivía Hugo Chávez y el presidente de Colombia era Álvaro Uribe, el escándalo y el afán de descalificar cualquier cosa distinta al socialismo siglo XXI superaron a la necesidad de actuar pensando en los intereses que unen a Suramérica por encima de los ideologismos trasnochados que dividen y destruyen.La propuesta pareció ser más la expresión de un deseo por buscar aliados que un propósito con posibilidades de ser realizado. Tanto es así, que la propia Otan se encargó de aclarar el asunto en poco tiempo, explicando que era imposible debido a la ausencia de nexos geográficos entre nuestro país y la Alianza, y no obstante reconocer que sí hay conversaciones para realizar intercambios de información y de una posible “futura cooperación con Colombia”. Quienes no perdieron tiempo para crear la discordia fueron los socios de la Asociación Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América Latina. Encabezados por don Evo Morales, los integrantes del Alba no tardaron en acusar a Colombia de servir intereses del imperialismo y anunciar la guerra que sería importada a América Latina por la Alianza del Atlántico Norte. Y como era de esperarse, el sucesor de Hugo Chávez se esmeró en reclamar que se cite de manera urgente a los cancilleres de la Unión de Naciones Suramericanas, Unasur, para analizar la amenaza creada por el gobierno de Colombia. Como en las épocas de la presidencia de Hugo Chávez, su sucesor trató de crear un inexistente conflicto, usando el escándalo y la alarma. Para infortunio de don Nicolás Maduro y sus amigos, la Otan se encargó de desvirtuar el asunto. Y si algo faltaba para despejar las dudas, el secretario de Unasur, el señor Alí Rodríguez Chacín, venezolano él y de profunda raigambre chavista, le dio el puntillazo final al escándalo y la alarma. “Si el Gobierno colombiano afirma oficialmente que no hay ningún ingreso no hay nada que discutir”, dijo el señor Rodríguez a una emisora colombiana.Así debió culminar un asunto enojoso que vuelve a poner de presente la manera en que se ha pretendido utilizar a Unasur para dividir a Suramérica, usando a Colombia como pretexto. Además de desnudar de nuevo la estrategia de echar mano a nuestro país para tratar de tapar los problemas de Venezuela, se puso de presente también la ignorancia de las actuales autoridades del vecino país cuando se trata de actuar en asuntos internacionales. El escándalo, que pudo evitarse si se espera unas horas y se escucha el punto de vista de la Otan, le causa otro grave detrimento a la credibilidad de Unasur. Y vuelve a alertar sobre el peligro que significa para nuestro país el lenguaje ambivalente de quienes al otro lado de la frontera se empeñan en agitar el vaso de agua de las relaciones con Colombia para revivir el nacionalismo con que tratan de desviar la atención sobre la crisis que padece la patria de Simón Bolívar.

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