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El valor del Papa

En una actuación sin precedentes en la Iglesia Católica y promovida por el Papa Francisco, la totalidad de la jerarquía religiosa de Chile renunció y puso su continuidad a criterio del Santo Padre.

20 de mayo de 2018 Por: Editorial .

En una actuación sin precedentes en la Iglesia Católica y promovida por el Papa Francisco, la totalidad de la jerarquía religiosa de Chile renunció y puso su continuidad a criterio del Santo Padre.

La renuncia de los 34 miembros del obispado chilenos estuvo motivada por las denuncias de complicidad del obispo de Osorno, Juan Barros, con los abusos sexuales del sacerdote Fernando Karadima, condenado y suspendido de por vida por el Vaticano en el 2011. El punto más complejo de este oscuro pasaje de la Iglesia ocurrió durante la reciente visita del Papa a Chile donde defendió públicamente al obispo Barros al afirmar que no había pruebas para condenarlo.

También desestimó las denuncias públicas que hicieron muchas de las víctimas, lo que provocó una gran tensión durante la visita del Santo Padre a Chile y derivó en un escaso fervor y protestas durante las homilías de Jorge Bergoglio. El Papa, posteriormente, revisó la situación, pidió perdón en el vuelo de regreso a Roma e invitó a tres de los afectados al Vaticano para que le contaran lo que había sucedido. Incluso, mandó una misión especial para investigar en profundidad los casos.

Ahora, en una muestra de su firme compromiso de sanear a la Iglesia de los pastores descarriados, el Papa Francisco los conminó a renunciar y poder tener el control para implementar los cambios que se requieran. Bergoglio prometió buscar la verdad ante el silencio de la jerarquía eclesiástica de Chile sobre la pederastia y la encontró.

Su determinación es de suma importancia y no puede interpretarse como una respuesta a la incómoda situación que vivió durante su visita a Chile, sino como el cumplimiento de su compromiso con el cambio para devolverle la credibilidad a la Iglesia Católica. También hay que precisar que no todos los sacerdotes y obispos de Chile están incursos en actos de abuso sexual contra niños.

Lo que ha sucedido es que ese aberrante fenómeno de meter debajo del tapete y tapar los abusos se desbordó y está afectando la confianza en la Iglesia Católica. Debajo de ese tapete se encuentran las miserias y los abusos cometidos bajo el poder que otorga la Fe. Por eso, el Papa está decidido a enfrentar estos abusos que destruyen la credibilidad de la Iglesia y que son una traición a los postulados de Jesús en la Tierra.

No es pues una venganza lo del Papa sino, sobre todo, su deber como la cabeza de la Iglesia más importante del mundo Occidental. “Los problemas que hoy se viven dentro de la comunidad eclesial no se solucionan solamente abordando los casos concretos y reduciéndolos a remoción de personas: esto hay que hacerlo, pero no es suficiente, hay que ir más allá”, fue el mensaje que envió a través de un documento a los 34 altos prelados chilenos horas antes de sus renuncias.

Es obvio que no todos los obispos serán retirados y es posible que esta situación se dilate un tiempo prudencial. Pero la sola renuncia es una muestra del arrepentimiento y del regreso a la humildad de quienes deben reconocer sus pecados en la labor que les encomendaron cuando los invistieron como jerarcas de la Iglesia.

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