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El TLC y lo que sigue

"Atrás quedarán las gestas heroicas de funcionarios de nuestros gobiernos que desfilaron ante el Congreso y el Gobierno de la primera potencia para lograr la ratificación del TLC con Colombia. Adelante, están la posibilidad de aprovechar la apertura del mayor mercado del mundo para nuestros productos...".

8 de mayo de 2011 Por:

"Atrás quedarán las gestas heroicas de funcionarios de nuestros gobiernos que desfilaron ante el Congreso y el Gobierno de la primera potencia para lograr la ratificación del TLC con Colombia. Adelante, están la posibilidad de aprovechar la apertura del mayor mercado del mundo para nuestros productos...".

Luego de cinco años de haber sido firmado, de cambios y compromisos de los gobiernos de Colombia para satisfacer las demandas de su contraparte, el Presidente de los Estados Unidos anunció la presentación del Tratado de Libre Comercio ante el Congreso de su país. De ser aprobado, lo que se espera en los próximos meses, empieza el compromiso más importante para la economía de nuestra Nación en toda su historia. La pregunta es si Colombia está preparada para asumir el reto de competir con el aparato productivo más poderoso sobre la tierra. Por supuesto, al reducirse de manera permanente las barreras arancelarias que impiden el acceso de nuestros productos al mercado estadounidense, nuestros productores podrán planear a largo plazo sus inversiones y negocios, sin depender de un Aptdea que debe ser renovado cada ciertos plazos. Y parece oportuno promover la llegada o la creación de empresas que aprovechen las ventajas del TLC a fin de generar empleo y valor agregado que redunde en un mayor bienestar en nuestro país.Pero, aunque suene discordante, vale la pena revivir el debate sobre si fue posible crear condiciones que mejoren la capacidad de competir de nuestra industrial real y la de servicios, así como de la agricultura. Durante diez años, el país ha tenido la oportunidad de prepararse para este momento. Ahora, las circunstancias son más difíciles. La diferencia es que antes, los Estados Unidos realizaba esos tratados por estrategia política. Ahora los hace por necesidad, en la medida en que necesita generar empleo y cerrar el enorme déficit comercial que padece.En esas condiciones, Colombia debe estar aún más preparado que antes. ¿Lo hemos logrado? Si no lo hemos hecho aún, ¿podemos resolver cosas tan importantes como las limitaciones en materia de infraestructura de transporte, o de muelles y terminales para despachar nuestras importaciones y no gravarlas con los costos de la ineficiencia? Y, ¿qué decir de las condiciones difíciles que deberán confrontar los agricultores y ganaderos al tener que enfrentar una competencia que recibe los mayores subsidios de todo el planeta? ¿Acaso el Agro Ingreso Seguro es suficiente para contrarrestar el enorme poder que significa la capacidad apabullante de producir en escala de los agricultores de los Estados Unidos, sumada al subsidio que les proporciona su gobierno? Es claro que en Colombia ha quedado un mal sabor con los cambios que debieron hacerse al Tratado, ante exigencias del gobierno de los Estados Unidos, así como los requisitos que fijó el presidente Barack Obama para presentarlo ante su Congreso. Pero ahora estamos ya al borde de entrar en otro escenario. Atrás quedarán las gestas heroicas de funcionarios de nuestros gobiernos que desfilaron ante el Congreso y el Gobierno de la primera potencia para lograr la ratificación del TLC con Colombia. Adelante, están la posibilidad de aprovechar la apertura del mayor mercado del mundo para nuestros productos y el riesgo de no ser capaces de competir con la más poderosa economía del planeta. Por eso, la pregunta obligada es si Colombia está preparada para enfrentar el desafío del TLC.

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