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El segundo tiempo

Sólo se han tocado algunos puntos del proyecto sobre ‘Equilibrio de Poderes y Reajuste Institucional’ presentado por el Gobierno. Pero desde ya se ve lo duro que será cambiar procedimientos y actuaciones que han demostrado su ineficiencia, causando el descrédito del Estado. En el fondo, el desafío es actuar con transparencia para lograr que regrese la confianza en las instituciones democráticas.

8 de octubre de 2014 Por:

Sólo se han tocado algunos puntos del proyecto sobre ‘Equilibrio de Poderes y Reajuste Institucional’ presentado por el Gobierno. Pero desde ya se ve lo duro que será cambiar procedimientos y actuaciones que han demostrado su ineficiencia, causando el descrédito del Estado. En el fondo, el desafío es actuar con transparencia para lograr que regrese la confianza en las instituciones democráticas.

Hoy se inicia el segundo de los ocho debates al proyecto sobre ‘Equilibrio de Poderes y Reajuste Institucional’, presentado a consideración del Congreso por el Gobierno Nacional. A juzgar por lo ocurrido en el primero, hay que estar al tanto para evitar que se convierta en otra frustración sobre asuntos necesarios para la buena marcha del Estado. El proyecto consta de 30 artículos que abarcan los más variados temas sobre el funcionamiento de las instituciones. Que no se refiere a un solo asunto, sino que plantea nuevas reglas de juego en materia de representación política, como la inclusión de la lista cerrada obligatoria, lo que significa un viraje radical en cuanto al derecho a elegir y ser elegido. O la abolición del Consejo Superior de la Judicatura y la consecuente creación de una nueva estructura para la administración de la Justicia. También se precisan cambios importantes en la manera de escoger al Contralor y al Procurador General de la República. Como puede concluirse, el temario es amplio. Sin embargo, todo indica que el debate realizado en la Comisión Primera del Senado se concentró en tres asuntos: la reelección del Presidente de la República, de los Magistrados, de quienes dirijan los órganos de control y del Fiscal General; la creación del tribunal que se encargaría de investigar y eventualmente juzgar a los funcionarios del Estado con fuero especial, el cual reemplazaría a la inoperante Comisión de Acusaciones de la Cámara de Representantes, y la inclusión del voto obligatorio en Colombia.Como consecuencia, ya afloraron divergencias incluso dentro de la Unidad Nacional. Además, se han presentado reacciones como la del Fiscal General, quien rechazó la creación del llamado tribunal de aforados, calificó la reforma como un ajuste de cuentas de los políticos contra los jueces y llamó a una movilización para evitar su aprobación. La más importante corrió a cargo del Gobierno, que ya expresó su propósito de impedir que se le cuelguen al proyecto asuntos que no se relacionen con lo planteado en su origen. Es decir, ya el presidente Santos expresó su propósito de evitar los ‘micos’ que desnaturalizan las propuestas originales que pretenden fortalecer la democracia. Eso se nota en la ponencia que rendirá la mayoría de la Comisión Primera ante la plenaria del Senado, en la que se regresa a la iniciativa original en lo que respecta al tribunal de aforados. Queda por dilucidar es si ese tribunal tendrá atribuciones para investigar y juzgar a quienes sean acusados por delitos cometidos en el ejercicio de sus funciones, o si sólo podrá investigar para que sea el Senado el que imparta sentencia, lo que ya se está interpretando como la repetición de lo que hoy existe.Como puede observarse, sólo se han tocado algunos puntos del proyecto presentado por el Gobierno. Pero desde ya se ve lo duro que será cambiar procedimientos y actuaciones que han demostrado su ineficiencia, causando el descrédito del Estado. En el fondo, el desafío es entonces actuar con transparencia para lograr que regrese la confianza en las instituciones democráticas.

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