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El segundo punto

"Aplicando la frase de “nada está acordado hasta que todo esté acordado”, debe tenerse en cuenta que faltan cuatro puntos del Acuerdo General, donde debe precisarse la responsabilidad que la guerrilla aceptará ante las miles de víctimas que dejan y su acatamiento a las sanciones que recibirá por cometer violaciones a los Derechos Humanos y crímenes de lesa humanidad.

7 de noviembre de 2013 Por:

"Aplicando la frase de “nada está acordado hasta que todo esté acordado”, debe tenerse en cuenta que faltan cuatro puntos del Acuerdo General, donde debe precisarse la responsabilidad que la guerrilla aceptará ante las miles de víctimas que dejan y su acatamiento a las sanciones que recibirá por cometer violaciones a los Derechos Humanos y crímenes de lesa humanidad.

De parte del Estado, el compromiso de una profunda reforma que permita la presencia de los guerrilleros en la política y en los cargos de elección popular; de parte de las Farc, aceptación de dejar las armas para intervenir en política y reintegrarse a la vida civil. A grandes rasgos, se puede afirmar que así se cumplió el requisito fijado por el presidente Juan Manuel Santos de lograr un avance antes del 18 de noviembre próximo. El comunicado conjunto revelado ayer repite las consideraciones del punto dos del ‘Acuerdo General para la terminación del conflicto y la construcción de una paz estable y duradera’, firmado por el Gobierno Nacional y la guerrilla el 26 de agosto del 2012. Ya se sabe entonces que se ratificaron los enunciados sobre “reconocer los derechos y garantías para el ejercicio de la oposición política” y el compromiso de crear “mecanismos democráticos de participación ciudadana”. En el documento también se reitera que a cargo del Estado estará el “promover mayor participación en la política nacional, regional y local de todos los sectores” ofreciendo “garantías de seguridad”. Ante el hecho de que las Farc no declararan también su compromiso de respetar esa libertad y fomentar la democracia entendida como el respeto a quienes piensan distinto, hay que creer en el jefe de la delegación oficial, doctor Humberto de La Calle, cuando afirmó que una vez en firme el acuerdo final “no habrá más armas y política juntas”. Lo cual debe significar también que la guerrilla aceptó dejar las armas a cambio del reconocimiento como partido y su participación en la política, empezando por la posibilidad de tener una cuota en el Legislativo. Para algunos, allí está la esencia del proceso que se adelanta en La Habana. Lo que debería producir la suspensión de actos de violencia que realizan las Farc como el secuestro masivo el pasado fin de semana en el Caguán, o los ataques indiscriminados a cinco municipios del Cauca y la continuidad del narcotráfico en todo el territorio nacional. Sin embargo, y aplicando la frase de “nada está acordado hasta que todo esté acordado”, debe tenerse en cuenta que faltan cuatro puntos del Acuerdo General, donde debe precisarse la responsabilidad que la guerrilla aceptará ante las miles de víctimas que dejan y su acatamiento a las sanciones que recibirá por cometer violaciones a los Derechos Humanos y crímenes de lesa humanidad. Porque, la verdad sea dicha, eso es lo que esperan los 44 millones de colombianos para afirmar que la paz con este grupo guerrillero es un hecho.En el documento conjunto se definió también el acceso a los medios de comunicación para las Farc. Alivio produce el saber que tal participación no perturbará las garantías que hasta ahora se han mantenido en Colombia sobre la libertad de expresión. Y produce expectativa el que se comunique la publicación de las nueve páginas que conforman el acuerdo anunciado ayer en La Habana. Con ello se cumplirá con el deber de informarle a la Nación sobre su contenido para que la gente se forme su propio criterio, respetando así un principio vital de la democracia.

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