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El reto del desempleo

"Aunque se alcance en el término de doce meses, reducir el desempleo del 14,6% al 13,5% puede tomarse como un resultado esperanzador, siempre que sea el producto de un esfuerzo coordinado y planeado, en el cual se compromete el Gobierno de la mano del sector privado".

1 de marzo de 2011 Por:

"Aunque se alcance en el término de doce meses, reducir el desempleo del 14,6% al 13,5% puede tomarse como un resultado esperanzador, siempre que sea el producto de un esfuerzo coordinado y planeado, en el cual se compromete el Gobierno de la mano del sector privado".

Después de la embestida del invierno en el último trimestre del 2010, la baja del 1,1% en el desempleo en enero pasado es de gran importancia para Colombia. Sin embargo no puede llamar a engaños porque aún no es posible declarar el cambio que permita superar el primer lugar en número de personas desocupadas en América Latina.Siempre será importante generar 655 mil nuevos empleos. Ese resultado demuestra que sí es posible recuperar la confianza para generar trabajo formal, en especial en las grandes ciudades. Bogotá marca la pauta, rebajando del 12,2% al 9,8% el que es uno de los más graves problemas para una sociedad. Pero nadie puede declararse satisfecho cuando ciudades como Pereira o Ibagué presentan tasas del 19,5%, y Quibdó llega a más del 20%. Es el desequilibrio de siempre que amplía los problemas de la provincia colombiana, donde la falta de incentivos para invertir sigue atravesándose a la obligación de ofrecer mejores posibilidades a la población.Cabe esperar que arranquen en forma las iniciativas y los programas que el presidente Santos denominó “las locomotoras del progreso”, que hasta ahora parecen afinar sus motores, a la espera de decisiones en el Congreso como la división de los Ministerios o la aprobación del Plan de Desarrollo, así como la Ley de Víctimas, medida con la cual se aspira a resolver gran parte de los desastres dejados por la violencia. Igualmente, es de esperar que se resuelvan los inconvenientes que presenta la contratación pública, azotada por la corrupción, por la improvisación y el mal manejo administrativo.Aunque se alcance en el término de doce meses, reducir el desempleo del 14,6% al 13,5% puede tomarse como un resultado esperanzador, siempre que sea el producto de un esfuerzo coordinado y planeado, en el cual se compromete el Gobierno de la mano del sector privado, el generador de puestos de trabajo estables. Infortunadamente, esa coordinación no parece existir en Colombia, donde un sector importante sigue empecinado en plantear que los pagos al Sena o al Bienestar Familiar o a las Cajas de Compensación Familiar son los grandes enemigos de esa generación de empleo, planteando medidas drásticas como su desmonte.Para atender en parte ese reclamo, el Gobierno expidió la llamada Ley del Primer Empleo, en la cual se incentiva a los menores de 28 años a crear empresas, ofreciéndoles asumir el pago de los denominados parafiscales por un plazo de cinco años que serán desmontados en forma paulatina. Igual incentivo se ofrece a las empresas que creen nuevos puestos de trabajo. La norma, que se aplicará desde hoy, medirá en los próximos meses hasta dónde existe el compromiso por formalizar el mercado laboral y por generar empleo estable en la empresa privada.Sin duda, al lado de los problemas de inseguridad y violencia que viven las ciudades, el desempleo es el gran enemigo de la tranquilidad, además de impulsar el desequilibrio y la inequidad social, uno de los peores males de esta Colombia del Siglo XXI. Cambiar esa perspectiva es generar equidad y oportunidades de progreso para la Nación.

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