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El rescate del San José

El galeón San José es el tesoro sumergido más apetecido y disputado del mundo. Aún desde antes de localizarse sus restos y sin saberse cuál es la riqueza que conserva, la pelea por ese barco de la flota de la corona española, hundido por los ingleses en 1708 a pocas millas náuticas de Cartagena, ha llegado varias veces a los estrados judiciales.

24 de julio de 2018 Por: Editorial .

El galeón San José es el tesoro sumergido más apetecido y disputado del mundo. Aún desde antes de localizarse sus restos y sin saberse cuál es la riqueza que conserva, la pelea por ese barco de la flota de la corona española, hundido por los ingleses en 1708 a pocas millas náuticas de Cartagena, ha llegado varias veces a los estrados judiciales.

Frente a la imposibilidad de concluir la licitación para el rescate del Galeón a través de una alianza pública privada antes de que acabe su mandato, entre otras razones por la más reciente demanda instaurada contra la Nación por ese proceso, el presidente Juan Manuel Santos anunció su suspensión. Como habrá que esperar el fallo de la Justicia sobre la nueva impugnación, el Mandatario consideró que era la única salida que le quedaba.

Desde que a comienzos de la década de los 80 se tuvieron los primeros indicios sobre el lugar donde podría haberse hundido el galeón San José, la posibilidad de dar con su ubicación y recuperar lo que queda del naufragio ha sido acompañada de una tarea titánica por hacerla realidad. Por un lado están quienes reclaman su propiedad, entre ellos el gobierno de España y la empresa estadounidense que dice haber establecido las coordenadas iniciales del naufragio. Esa discusión ha derivado en tensiones diplomáticas y ha llevado incluso la batalla a los estrados nacionales e internacionales, casos que en su mayoría se han fallado a favor de la Nación.

Pero no puede ponerse en duda que Colombia es dueña del patrimonio que alberguen los restos del navío. Por ello se justifica el interés por garantizar la protección del que sería uno de sus más importantes tesoros, así como el empeño por adelantar con toda la transparencia el proceso que permita la exploración marítima y arqueológica del naufragio.

En el 2013, el Congreso aprobó la ley 1675 que reglamentó los procedimientos y los controles para las actividades de investigación, conservación, extracción y divulgaciones de los bienes asociados al Patrimonio Cultural Sumergido. Dos años después, en diciembre del 2015, el Gobierno anunció la ubicación de las coordenadas exactas donde se hallaba hundido el San José.

Entre las críticas que se le han hecho a la ley, está que permite remunerar a quienes realicen la exploración y extracción hasta con el 50% de las especies rescatadas que no constituyan patrimonio cultural. Sin embargo hay que reconocer que sin la posibilidad que abrió de recurrir a la figura de la alianza pública y privada, sería imposible para Colombia realizar el rescate.

La situación deberá ser resuelta por el nuevo gobierno. El problema no es de uno u otro presidente sino de continuar el proceso para que Colombia reciba los beneficios históricos, culturales y económicos de este hallazgo, una de las demostraciones sobre la dimensión del despojo que realizó España sobre la riqueza de América Latina.

Por eso hay que pedirle a la Justicia que actúe con prontitud. Si no se resuelven las acciones populares se corre el riesgo de que la piratería moderna ubique el lugar y se lleve un patrimonio que le pertenece a nuestra Nación.

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