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El nuevo Vicepresidente

En los meses que faltan para terminar el periodo del presente Gobierno, el vicepresidente Óscar Naranjo tendrá funciones ya definidas. Se espera que sus antecedentes como servidor público y como gestor de cambio le aseguren a Colombia el cumplimiento exitoso de su nueva misión.

30 de marzo de 2017 Por: Editorial .

Al elegir por amplia mayoría al general Óscar Naranjo como nuevo vicepresidente, el Congreso de la República hizo un reconocimiento a la trayectoria profesional y la calidad humana de un hombre que le ha dedicado la vida a su país. Además de ser persona de entera confianza del Primer Mandatario, su distancia con la política partidista le permite actuar como factor para lograr acuerdos que ayuden a superar la polarización que se vive en Colombia.

En su paso por la Policía Nacional, donde entre otros cargos fue director de Inteligencia, comandante en Cali y director general durante cinco años, el general Naranjo fue fundamental para transformar la institución y rescatar su credibilidad, en momentos difíciles. Medio centenar de condecoraciones recibidas, varias de ellas otorgadas por gobiernos extranjeros, muestran su compromiso con la lucha contra el crimen, con la seguridad y el respeto por los valores y la convivencia que inculcó durante sus 36 años de carrera.

Su llegada a la Vicepresidencia se da en un momento crucial para Colombia: el país político está viviendo un momento de gran tensión, entre otras razones por los acuerdos alcanzados con las Farc y por los escándalos de corrupción. Además, no puede ocultarse que la lucha contra el narcotráfico y las organizaciones criminales van en retroceso.

En esos aspectos, el general Naranjo está llamado a tener un papel importante desde su nuevo cargo, como lo definió el presidente Juan Manuel Santos al darle posesión. Pero, sin duda, su experiencia como negociador durante los cinco años que duró el proceso con las Farc, le dan el conocimiento necesario para servir de impulso a la aplicación de los acuerdos y a realizar las difíciles tareas que demanda la puesta en marcha de lo que se ha llamado el posconflicto.

El General es una persona cercana al Primer Mandatario, quien ha reconocido sus cualidades. Por lo tanto, puede decirse que su designación no es producto de un acuerdo partidista ni debe ser interpretado como un intento por agudizar las polémicas y los enfrentamientos con la oposición democrática. Por el contrario, lo que debe reconocerse es la posibilidad que su nombramiento ofrece para concitar consensos que permitan avanzar en la búsqueda de la paz y en la necesaria reconciliación entre los colombianos.

En ese sentido, todos los sectores del país le tienen gran respeto al general Naranjo y reconocen su trabajo en pro de la seguridad y su liderazgo en la lucha contra el narcotráfico, el enemigo más grande de la tranquilidad para los colombianos. Contrario a los cuestionamientos que le han hecho algunos, su origen como miembro de una institución alejada de la brega partidista adquiere gran importancia en momentos en los cuales la política nacional vive una época de confrontaciones y polarizaciones.

En los meses que faltan para terminar el periodo del presente Gobierno, el vicepresidente Óscar Naranjo tendrá funciones ya definidas. Se espera que sus antecedentes como servidor público y como gestor de cambio le aseguren a Colombia el cumplimiento exitoso de su nueva misión.

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