El pais
SUSCRÍBETE

El nuevo Gobernador

9 de agosto de 2010 Por:

Tendrá que recuperar al Valle de las garras del clientelismo

El pasado siete de agosto asumió el nuevo Gobernador del Valle, en reemplazo del destituido Juan Carlos Abadía. En los próximos 17 meses, el doctor Francisco José Lourido tendrá a su cargo la responsabilidad de recuperar al Departamento de las garras del clientelismo que lo asfixia, poniéndolo a disposición de intereses partidistas e individuales antes que al servicio de los intereses vallecaucanos.Con el decreto de nombramiento, expedido el pasado miércoles en horas de la noche, debe culminar el inaceptable destino que le fijaron al Valle quienes convirtieron a la política y a las instituciones departamentales en vehículo para satisfacer ambiciones personales o politiqueras. Son aquellos que convirtieron a la Gobernación en jefatura de debate al servicio de un grupo político, desconociendo los más elementales principios de la transparencia en el manejo de asuntos públicos y del buen gobierno. Su fin empezó cuando la Procuraduría General de la Nación sancionó al gobernador Abadía por intervención en política, y terminó con la sentencia del Consejo Nacional de la Judicatura que anuló la tutela fallada por un tribunal regional. Fueron las maniobras rabulescas y las leguleyadas de los defensores del destituido las que hicieron vencer el plazo fijado por la ley para celebrar elecciones con las cuales se escogería su reemplazo, obligando al Gobierno Nacional a realizar un nombramiento sin duda acertado. El doctor Lourido es un vallecaucano cuya trayectoria como dirigente ha transcurrido en importantes gremios de la región. Y por encima de todo es un hombre al que no se le conocen compromisos partidistas, de aquellos que tienen al Valle en la incertidumbre. Es pues una persona idónea y capacitada para lograr lo que todos sus paisanos anhelamos: rescatar a nuestro Valle de las tinieblas en que lo sumieron quienes entienden la política como la oportunidad para satisfacer sus intenciones personales y partidistas, en desmedro del bien común.Pero si bien está suficientemente calificado para ejercer la misión que se le ha encomendado, el nuevo Gobernador necesita del respaldo de los vallecaucanos para cumplirla. No es difícil adivinar que dentro de la Gobernación se han enquistado los grandes vicios que se escudan tras una elección popular para apoderarse de las administraciones locales y regionales. Y contra ellos no basta la acción de una sola persona, por más bien intencionada que ella sea.Por eso, ahora es deber de la sociedad vallecaucana romper con la indiferencia frente a la suerte del Departamento y apoyar con lo que sea necesario el camino que fije el nuevo Gobernador para recuperar al Valle y su buen nombre. Para terminar con asuntos que, como las vigencias futuras por $650.000 millones, son una burla flagrante a la contratación pública y una amenaza a las finanzas de la región sin que contribuyan a solucionar ninguno de sus problemas. Y acabar con el feudo que montaron Abadía y sus amigos, pensando tal vez que la elección popular blindaría sus acciones contra el escrutinio público y la vigilancia del Estado.

AHORA EN Editorial