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El nuevo club regional

La pregunta es si la integración de naciones hoy puede funcionar a partir de exclusiones y de ignorar a socios importantes para la región, como son las dos naciones norteamericanas.

3 de diciembre de 2011 Por:

La pregunta es si la integración de naciones hoy puede funcionar a partir de exclusiones y de ignorar a socios importantes para la región, como son las dos naciones norteamericanas.

La integración económica y social de las regiones es imperativa en un mundo globalizado como el actual. De ahí que iniciativas como la Comunidad de Estados de América Latina y el Caribe, Celac, que nace hoy en Caracas con la participación de 33 naciones del continente, sea bien vista, no obstante las dudas que se generan sobre cuáles serán sus funciones y sus propósitos reales.La Celac concreta una idea que nació hace año y medio en Cancún, México, cuando los jefes de Estado de América Latina firmaron una declaración de unidad entre naciones a las que las vinculan su historia, su cultura y su proximidad geográfica. Como herramienta de cooperación, diálogo y concertación, sobre todo en momentos en que la crisis económica afecta a las potencias del mundo, en contraposición con los países latinoamericanos que en general han sabido mantenerse a flote, la naciente comunidad está llamada a convertirse en protagonista del devenir universal.El problema es que más allá de esos aspectos que unen a los pueblos latinoamericanos y del Caribe, en el continente existen graves fracturas que tienen su origen en las diferencias políticas e ideológicas de sus gobernantes. Se trata de una región dividida en regímenes de tendencia populista, otros que camuflados en la democracia se han convertido en dictatoriales y otros más que se mantienen como Estados respetuosos de la libertad y la diferencia. Cada uno, como es natural, jalona hacia una esquina diferente. Como lo hace el bloque del Alba de Venezuela, Ecuador, Nicaragua, Cuba y Bolivia, con el discurso antiimperialista que pretenden imponer en la Celac y que se hizo evidente con la exclusión de Estados Unidos y de Canadá de la nueva comunidad. O con comentarios incendiarios como el del presidente Rafael Correa, quien anunció su pretensión de que el nuevo organismo desplace a la Organización de Estados Americanos, OEA. La pregunta es si la integración de naciones hoy puede funcionar a partir de exclusiones y de ignorar a socios importantes para la región, como son las dos naciones norteamericanas.Como lo plantea un análisis de la BBC, con tantos organismos que ya existen en el continente como Unasur, la CAN, Mercosur, el Alba y los tres bloques comerciales del Caribe, quién garantiza que la Celac vaya a funcionar y se convierta en un organismo influyente y decisorio. Además, como lo afirma Michael Shifter, presidente del Instituto Diálogo Interamericano, en la región hay una “sensación de fatiga de cumbres… y no está claro qué va a conseguir otro club regional”. Todo dependerá de los intereses y los propósitos que se le entreguen a la naciente Comunidad. La Cumbre de Caracas definió que la Celac no tendrá burocracia o sedes físicas, como lo pidió desde un principio el gobierno de Costa Rica para evitar costos innecesarios. Lo que está por verse es si cumplirá con su papel de integración económica y como medio de diálogo y concertación regional. O se convertirá en el nuevo estadio en el que algunas naciones pretendan imponer sus discursos y sus antipatías.

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