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El Niño y la energía

"Dentro de las consecuencias del fenómeno de El Niño, la más amenazante puede ser la reducción de los caudales de los ríos y embalses de las centrales hidroeléctricas. La experiencia de los años anteriores, en especial entre 1991 y 1992 cuando se produjo un apagón en Colombia que causó grandes estragos en la economía, así lo indica. Y aunque hoy el país está mejor dotado de recursos como el gas y las centrales térmicas para sustituir la generación a partir del agua, puede presentarse un efecto adverso que afectará a todas las familias colombianas sin excepción".

25 de abril de 2014 Por:

"Dentro de las consecuencias del fenómeno de El Niño, la más amenazante puede ser la reducción de los caudales de los ríos y embalses de las centrales hidroeléctricas. La experiencia de los años anteriores, en especial entre 1991 y 1992 cuando se produjo un apagón en Colombia que causó grandes estragos en la economía, así lo indica. Y aunque hoy el país está mejor dotado de recursos como el gas y las centrales térmicas para sustituir la generación a partir del agua, puede presentarse un efecto adverso que afectará a todas las familias colombianas sin excepción".

Luego de meses de investigaciones, las entidades encargadas de estudiar la meteorología y el clima están confirmando lo que era antes un temor: el regreso del fenómeno de El Niño para el segundo semestre del 2014. Lo cual obliga a tomar las precauciones de rigor y a reclamar a las autoridades que estén atentas para evitar los abusos que de ese fenómeno puedan derivarse.El Niño es causado por el calentamiento de las aguas superficiales del mar Pacífico en la zona que comprende a Perú, Ecuador y Colombia, lo que ocasiona la elevación de la temperatura ambiente y altera el régimen de lluvias. Quiere ello decir que, de cumplirse el pronóstico de la Organización Meteorológica Mundial la sequía será una gran amenaza para la agricultura, la producción de alimentos y para el agua. Todo lo cual redundará en escasez, carestía y dificultades de abastecimiento, si el Gobierno no actúa anticipándose a los problemas que produce el fenómeno. Dentro de esas consecuencias, la más amenazante puede ser la reducción de los caudales de los ríos y embalses de las centrales hidroeléctricas. La experiencia de los años anteriores, en especial entre 1991 y 1992 cuando se produjo un apagón en Colombia que causó grandes estragos en la economía, así lo indica. Y aunque hoy el país está mejor dotado de recursos como el gas y las centrales térmicas para sustituir la generación a partir del agua, puede presentarse un efecto adverso que afectará a todas las familias colombianas sin excepción. Se trata del encarecimiento de la energía eléctrica que ya empezó a hacerse notorio en Cali. En efecto, Emcali ya anunció un alza del 6% en el valor del kilovatio que distribuye. Según los directivos de la entidad, la decisión se origina en el hecho de que ella debe comprarla en la Bolsa, donde se están produciendo movimientos especulativos que disparan el precio de la energía que se compra para los próximos dos semestres. Incluso se habla de especulación, lo cual desvirtúa ya el sentido de un servicio público esencial para los hogares y las empresas colombianas.Hay ahí un gran enemigo para el futuro próximo. Y si se mira desde la óptica de la macroeconomía, también está presentando un factor que incidirá en la inflación, en la estabilidad de la actividad productiva y en la generación de empleo. Sin duda, el precio del kilovatio deberá aumentar en la medida en que se incremente el uso de generadoras a gas o que utilicen otro combustible. Lo que no parece razonable es que se suba el costo de la energía hidráulica por el sólo hecho de la escasez de agua, lo que no implica el aumento en el costo de la materia prima. Hay pues una gran inquietud. No parece razonable que los caleños debamos asumir un incremento del 6% en las tarifas por un fenómeno que, como El Niño, aún no ha empezado. El Gobierno Nacional tiene la palabra, y las entidades reguladoras deben pensar en proteger los intereses comunes antes que las utilidades de las generadoras de energía que como Isagén y las Empresas Públicas de Medellín son del Estado y tienen una misión distinta al ánimo de lucro.

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