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El negocio de las ambulancias

"El servicio de ambulancias en Cali se ha convertido en un negocio para el que es más importante el dinero que la vida de los pacientes y los heridos. Las irregularidades en que incurren se conocen de tiempo atrás, pese a lo cual las autoridades no han actuado con la decisión necesaria para controlar una actividad que pone en riesgo la integridad de los ciudadanos".

11 de marzo de 2015 Por:

"El servicio de ambulancias en Cali se ha convertido en un negocio para el que es más importante el dinero que la vida de los pacientes y los heridos. Las irregularidades en que incurren se conocen de tiempo atrás, pese a lo cual las autoridades no han actuado con la decisión necesaria para controlar una actividad que pone en riesgo la integridad de los ciudadanos".

El servicio de ambulancias en Cali se ha convertido en un negocio para el que es más importante el dinero que la vida de los pacientes y los heridos. Las irregularidades en que incurren se conocen de tiempo atrás, pese a lo cual las autoridades no han actuado con la decisión necesaria para controlar una actividad que pone en riesgo la integridad de los ciudadanos.Tras el accidente ocurrido hace una semana en la vía Cali-Jamundí quedó en evidencia cómo la prestación de un servicio público esencial se volvió una industria que mercantiliza la salud y la vida de los caleños. Un mercado que prolifera con la anuencia de algunas clínicas, que encontraron en el Seguro Obligatorio de Accidentes, SOAT, una fuente de ingresos importante que las lleva a pelearlo a como dé lugar.Tal como lo confirman los conductores de las ambulancias, son varias las instituciones de salud que pagan una comisión hasta de $200.000 para que les remitan a quienes resulten lesionados en los accidentes. Ahí está la razón para que, pese a la urgencia, los pacientes se trasladen a clínicas que están a 10 o más kilómetros de distancia y no a aquellas que se encuentran más cerca. Es también el motivo del caos vial que se genera cuando hay un accidente, al que pueden acudir varias ambulancias en busca de ganarse su carrera y obtener los incentivos que se les ofrecen.Como lo informó El País el pasado domingo, a esas irregularidades se suman las denuncias sobre la precariedad con que se presta el servicio: vehículos que no cuentan con los equipos básicos para atender a los pacientes y paramédicos sin la debida capacitación. Más grave aún es que ahora se conozca que a las ambulancias también se les esté pagando para trasladar a quienes necesitan evadir el tráfico y llegar en tiempo récord a algún lugar. ¿Cómo evitar que se haga mal uso de un servicio que tiene como propósito salvar a las personas y termina siendo un taxi?Lo que sí está claro es que el Estado no ha cumplido con su responsabilidad frente a un servicio que goza de prerrogativas por ofrecer la posibilidad de auxiliar de urgencia a los lesionados y a los enfermos. A cambio existen muchos vacíos y una gran laxitud en el control para hacer cumplir las normas que son obligatorias para las ambulancias. Son las condiciones ideales para que la informalidad se tome una actividad de la cual depende la vida de muchas personas. En el escaso control está la razón principal de que los accidentes y la integridad de los lesionados o los pacientes se haya convertido en un negocio en el que se priorizó el dinero sobre la vida. La obligación es investigar tanto a las clínicas que ofrecen comisiones como a quienes las reciben, así como aplicar las sanciones que contempla la ley para quienes han desnaturalizado el servicio de las ambulancias y las prioridades que se les otorgan. Y quienes han invertido en ellas, en lugar de amenazar con paros o manifestaciones, deben saber que su trabajo es salvar pacientes y no comercializar con la salud de los caleños y con los heridos en accidentes de tránsito.

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