El pais
SUSCRÍBETE

El negocio de la invasión

"A ese enjambre de explotadores que son los invasores de profesión, les tiene sin cuidado que la ciudad se asfixie, o que su medio ambiente se destruya por los incendios que anteceden la toma ilegal de bienes. Incluso, no les preocupa la integridad de quienes se aposentan en los lotes".

8 de julio de 2015 Por:

"A ese enjambre de explotadores que son los invasores de profesión, les tiene sin cuidado que la ciudad se asfixie, o que su medio ambiente se destruya por los incendios que anteceden la toma ilegal de bienes. Incluso, no les preocupa la integridad de quienes se aposentan en los lotes".

De nuevo, el cerro de las Tres Cruces es el objetivo de invasiones. Aunque la actuación de las autoridades logró frustrar por ahora el intento, las palabras de algunos de los invasores desalojados indican que continuarán con su propósito.Según se conoce, es la tercera tentativa en menos de un mes por apropiarse de tierras de manera ilícita. Esta vez fueron 70 construcciones que debieron ser destruidas, a raíz de la denuncia interpuesta por los propietarios del inmueble. El argumento es que no tenían cerramiento y, por supuesto, que con la acción se pretendía solucionar la carencia de vivienda. Por su parte, la Secretaría de Gobierno de Cali aseguró que el hecho “fue direccionado y lo hacen personas por negocio”.Esa situación se ha repetido en múltiples ocasiones contra los bienes públicos y privados de Cali. Es la mezcla de necesidades y negociantes que han invadido muchos sectores de la ciudad, en especial la zona de ladera. Allí llegan aumentando los cinturones de miseria y creando problemas que terminan por afectar la capacidad del Municipio y de sus entidades para atender las demandas de seguridad y servicios. Y crean un clima social difícil de atender, mientras los invasores profesionales, denunciados en múltiples oportunidades, realizan grandes negocios que a su vez se entrelazan con quienes van detrás del respaldo electoral. A ese enjambre de explotadores le tiene sin cuidado que la ciudad se asfixie, o que su medio ambiente se destruya por los incendios que anteceden la toma ilegal de bienes. Incluso, no les preocupa la integridad de quienes se aposentan en los lotes.Esta vez, la reacción de las autoridades para impedir el ilícito fue oportuna La presencia de miembros del Ejército y la Policía respaldó a los delegados de la Administración Municipal, logrando conjurar el intento. Sin embargo, las palabras de algunos de los invasores dan a entender que permanecerán en su objetivo, tal vez prevalidos de la laxitud de las normas sobre la materia.El asunto es entonces la supuesta confrontación entre el drama que viven quienes carecen de vivienda propia y llegan a Cali en busca de una solución, y los derechos de los propietarios de la tierra, así como la obligación de la ciudad de defender la calidad de vida de sus habitantes, amenazada por el desorden, los peligros contra el ecosistema y la imposibilidad de llevar servicios hasta esas invasiones. El resultado de ese conflicto, manejado con laxitud durante muchas décadas, está en las necesidades básicas insatisfechas y en los niveles de violencia que reflejan las estadísticas.La situación que producen las tomas ilegales de predios es entonces alarmante para la capital vallecaucana y para sus residentes, y debe tener límites que eviten su expansión. Sin duda, hay que ser solidarios con quienes necesitan de un techo, lo que no puede implicar que se sigan creciendo las zonas donde, además de permitir la presencia de invasores profesionales que desconocen los derechos particulares y colectivos, se crean focos de conflictos y se destruye el equilibrio medioambiental de la ciudad.

AHORA EN Editorial