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El MÍO es progreso

"...Desde marzo de 2009, cuando el Sistema inició operaciones, Cali comenzó a cambiar una forma de transporte público que lleva 70 años y que ya es obsoleta frente a las necesidades de la ciudad. Una transformación como ésta implica invertir una cantidad importante de recursos, conlleva tiempo y pone a prueba la paciencia de la gente...".

11 de junio de 2011 Por:

"...Desde marzo de 2009, cuando el Sistema inició operaciones, Cali comenzó a cambiar una forma de transporte público que lleva 70 años y que ya es obsoleta frente a las necesidades de la ciudad. Una transformación como ésta implica invertir una cantidad importante de recursos, conlleva tiempo y pone a prueba la paciencia de la gente...".

Cali cuenta con un sistema de transporte masivo que es símbolo del progreso y desarrollo hacia una ciudad moderna. Pero hoy el MÍO requiere de una revisión a fondo, que permita corregir sus fallas y resolver sus dificultades. De esa forma cumplirá con una operación que atienda las necesidades de los usuarios y las exigencias de un municipio que demanda orden y planeación para continuar creciendo.Desde marzo de 2009, cuando el Sistema inició operaciones, Cali comenzó a cambiar una forma de transporte público que lleva 70 años y que ya es obsoleta frente a las necesidades de la ciudad. Una transformación como ésta implica invertir una cantidad importante de recursos, conlleva tiempo y pone a prueba la paciencia de la gente. Son los precios que los caleños han debido enfrentar para conseguir la renovación de su ciudad. Los resultados positivos se perciben en los 370.000 pasajeros movilizados cada día, en la rehabilitación vial y el desarrollo de obras ligadas al MÍO. Pero aún subsisten escollos que pueden convertirse en una amenaza si no son resueltos con prontitud, como las dificultades de un operador que pueden llevar a decretar la caducidad de su contrato. Así mismo, se espera la entrega de la Troncal de Aguablanca el próximo mes de agosto, que se calcula incrementará el flujo de pasajeros en más de 500.000 al día. Pero siguen preocupando la demoras en obras como los talleres y las estaciones terminales de cabecera. La de Andrés Sanín, entregada hace dos semanas, funciona al 50%; poco a poco avanza la de Calima, y la del Sur sigue sin arrancar por problemas en la adquisición de predios. El de la chatarrización es otro lío sin resolverse, ahora agudizado por una acción de tutela que frenó la salida de buses. Quedan 2.495 automotores por salir de circulación y mientras el proceso no culmine, la ciudad, el Sistema y los operadores seguirán padeciendo las consecuencias de la piratería y el paralelismo. A ello se suman las quejas frecuentes de los usuarios, incluidas en el reciente informe técnico adelantado por la Secretaría de Tránsito Municipal, por las deficiencias en las frecuencias y en la cobertura en sectores de la ciudad que han quedado desprotegidos a la espera de la entrada en pleno funcionamiento de la fase 2 del Sistema. Son dificultades que empeoran con la crisis que atraviesa Unimetro, la empresa operadora conformada por los pequeños transportadores que hoy acusa inestabilidad económica y operativa. Una buena intención que se frustrará si no se aterriza en la realidad y se encuentran soluciones para sus problemas financieros y para evitar la caducidad a la que hoy está avocada la empresa. Pero el problema más importante por solucionar es que los caleños aprendan a usar el MÍO, a cuidarlo y a aportar para que cumpla el propósito. Siendo un buen propósito la orden de desalojar a los vendedores que invaden el espacio del Transporte Masivo, esa no es la solución. Más que la aplicación de medidas represivas se necesita educar a la gente y generar un cambio cultural en la población. Los caleños deben aceptar que con el MÍO llegó la transformación de la vida urbana de su ciudad.

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