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El mal vecino

Así, para el presidente Maduro y su régimen, Colombia es su enemigo. No importa que, como lo reconoció también en su largo y deshilvanado discurso, la política de regalar los combustibles cobrando precios irrisorios sea una de las causas de la quiebra de Venezuela, por lo cual debe ser revisada.

17 de enero de 2016 Por:

Así, para el presidente Maduro y su régimen, Colombia es su enemigo. No importa que, como lo reconoció también en su largo y deshilvanado discurso, la política de regalar los combustibles cobrando precios irrisorios sea una de las causas de la quiebra de Venezuela, por lo cual debe ser revisada.

El pasado viernes, el presidente de Venezuela volvió a declarar a Colombia como uno de los causantes de los males de su país. Y ratificó el cierre de la frontera, como si con ello resolviera la crisis que su gobierno ha producido en la Nación de Simón Bolívar.En su rendición de cuentas ante la Asamblea Nacional, Nicolás Maduro no tuvo inconveniente en involucrar a nuestro país en la “guerra económica” que, según su gobierno, es la causante de la que por primera vez llamó catastrófica crisis económica en Venezuela. Es como si Colombia formara parte de una conspiración para ocasionar lo que es producto de un régimen fracasado que se empeñó en destruir la libertad de empresa y las finanzas de ese país.Y lo logró. Las cifras oficiales de inflación, reveladas por primera vez en los últimos años, reconocen que es del 141,5% en los primeros 10 meses del 2015, y una contracción del 4,5% del PIB en el mismo período. Pero no mencionan la escasez de artículos de primera necesidad, de suministros médicos y alimentos esenciales que ha ocasionado la persecución con saña a las empresas privadas. Ni hacen relación al efecto que ha producido el nexo entre las autoridades y las mafias de los llamados bachaqueros que explotan sin control la especulación.Peor aún: en lugar de hablar de soluciones para el diferendo que él mismo se inventó con la intención frustrada de evitar la estruendosa derrota que sufrió el chavismo el pasado 6 de diciembre, el presidente vecino vuelve a mencionar el paramilitarismo de nuestro país como argumento para mantener la clausura de la frontera. Ni siquiera se toma el trabajo de reconocer los abusos contra los miles de seres humanos que fueron perseguidos por ser colombianos, acusándolos de delitos que no fueron comprobados.Así, para el presidente Maduro y su régimen, Colombia es su enemigo. No importa que, como lo reconoció también en su largo y deshilvanado discurso, la política de regalar los combustibles cobrando precios irrisorios sea una de las causas de la quiebra de Venezuela, por lo cual debe ser revisada. Y que esa política, que sólo sirve para hacer populismo a costa de la riqueza de su nación, es también el gran incentivo para el contrabando que aún se vive en la frontera, patrocinado por guardas y militares venezolanos.La rendición de cuentas mostró en toda su magnitud la situación de un país cuyo gobierno está de espaldas a la realidad. De un presidente que no quiere asumir las responsabilidades del fracaso y de la enorme derrota que recibió su régimen por las tragedia a que está condenando a quienes durante 17 años creyeron en las promesas del chavismo. Y en lugar del cambio, ahora dicta un decreto especial donde la expropiación y el cerco monetario indican que los problemas se agudizarán para su país.Ese es el vecino que tenemos. Uno que utiliza a Colombia para mantener el discurso guerrerista con el cual ha pretendido despertar el nacionalismo. Uno que ha separado a dos naciones unidas por la historia, para justificar el fracaso de su gobierno y de su partido en la conducción de Venezuela. Un mal vecino que hundirá aún más a su nación en la incertidumbre y la confrontación permanente.

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