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El gran dilema

La situación de Cali y el Valle parecer estar hoy en medio de dos fuerzas: una que busca superar los problemas, reconstruir el tejido social y recuperar las vías del progreso mediante la solidaridad y el diálogo. Y la que pretende mantener el odio y la violencia que golpea a los caleños y profundiza la pobreza así como destruye sus oportunidades de progreso y de paz.

20 de junio de 2021 Por: Vicky Perea García

La situación de Cali y el Valle parecer estar hoy en medio de dos fuerzas: una que busca superar los problemas, reconstruir el tejido social y recuperar las vías del progreso mediante la solidaridad y el diálogo. Y la que pretende mantener el odio y la violencia que golpea a los caleños y profundiza la pobreza así como destruye sus oportunidades de progreso y de paz.

La primera está empeñada en construir canales de diálogo y en reunir los esfuerzos de empresarios, grandes, medianos y pequeños así como de ciudadanos de todos los vallecaucanos que quieran ofrecer su apoyo para ayudar a quienes lo necesitan. Es aquella que escucha el llamado de sus autoridades a un diálogo que permita superar los desafíos planteados por la inconformidad que producen los difíciles momentos causados por la pandemia y los graves e innegables problemas que vive una parte importante de nuestra sociedad.

Es aquella que se une en iniciativas como Compromiso Valle para reunir recursos que serán destinados a ofrecer alternativas de emprendimiento, de empleo, de educación y de acceso a la alimentación que requieren muchos seres humanos. La que hace que los empresarios salgan a la calle, a buscar el diálogo franco que les permite conocerse con los caleños y vallecaucanos, ofrecerles su mano amiga y el apoyo que sirva para superar las dificultades del momento.

Con esas iniciativas se aspira a que nos conozcamos entre todos los que habitamos nuestra ciudad y nuestra región, a que bajemos la guardia y hallemos juntos una salida a nuestras dificultades. Y a que encontremos el motor del cambio que requerimos todos en la legalidad y las acciones motivadas en la posibilidad de lograr propósitos comunes, alejados de las ambiciones políticas o de las propuestas que en estos momentos se basan en la división y en la confusión que impide encontrar el norte que requiere y reclama nuestra sociedad.

La segunda estalla a diario con violencia que destruye bienes y servicios necesarios para todos los ciudadanos. Es la que genera bloqueos, incendia los buses del MÍO, ataca en carreteras y vías urbanas y utiliza a la juventud para generar el caos. Es la que impide el acceso al transporte público a las personas que lo necesitan, la que secuestra y asesina, la que desafía a las autoridades y a los ciudadanos con actos de vandalismo o de terrorismo indiscriminado, ocasionando tragedias en innumerables familias y hogares que necesitan regresar al trabajo para poder subsistir.

Entre esas dos fuerzas está la capacidad del Estado y en especial la decisión de los gobiernos nacional, departamental y municipal, para impulsar los esfuerzos que buscan construir puentes entre todos los segmentos de la sociedad para encontrar soluciones y alternativas de trabajo y reconciliación. Y para impedir que se impongan los propósitos de quienes promueven la violencia y la división, de aquellos que utilizan la protesta social para sembrar el terror, paralizar a la ciudadanía y generar el enfrentamiento en lugar de permitir la reconciliación que buscamos siempre los caleños y los vallecaucanos, aún en las condiciones más adversas.

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