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El final del negocio

¿Qué significa ese detrimento? Por ejemplo, que con esa plata se hubieran realizado las megaobras sin necesidad de la contribución de valorización. O se hubiera cancelado la deuda del Municipio, liberándolo de un convenio de desempeño con sus acreedores. O se hubiera podido reparar la malla vial, o remediar la situación de centenares de escuelas y colegios públicos, así como cubrir el déficit de cupos para la educación gratis a los caleños que lo necesitan.

15 de agosto de 2012 Por:

¿Qué significa ese detrimento? Por ejemplo, que con esa plata se hubieran realizado las megaobras sin necesidad de la contribución de valorización. O se hubiera cancelado la deuda del Municipio, liberándolo de un convenio de desempeño con sus acreedores. O se hubiera podido reparar la malla vial, o remediar la situación de centenares de escuelas y colegios públicos, así como cubrir el déficit de cupos para la educación gratis a los caleños que lo necesitan.

Siete años después de haberse tomado la absurda decisión de entregar el manejo de la Hacienda Municipal a una entidad privada, el Gobierno finalizó de manera unilateral el negocio que contra viento y marea firmó el entonces alcalde Apolinar Salcedo, desconociendo las recomendaciones de todo orden. Además del tiempo perdido, la Secretaria de Hacienda afirma que el Municipio de Cali dejó de recibir $1,3 billones, debiendo cancelar miles de millones de pesos a Sicali por sus precarios servicios. Y se presentaron incumplimientos en asuntos tan sensibles como la actualización del catastro y la respuesta a los reclamos de los contribuyentes, además de no completar la nómina de funcionarios que se ofreció para el desarrollo del leonino contrato. Esa fue la herencia que dejó el exalcalde Salcedo, destituido por haber realizado en forma inexplicable un negocio que se sabía de antemano era ruinoso para la ciudad. Pero hubo más consecuencias nocivas: como lo dijo el alcalde Rodrigo Guerrero al explicar su decisión de terminar el contrato con Sicali, “mientras en el 2000 Cali era tercera en Colombia en el ingreso tributario per cápita, en el 2005 bajó al cuarto puesto y en el 2010 llegó al sexto lugar”. Por su parte, la directora de Hacienda Cristina Arango afirmó que el ingreso por concepto de impuestos locales creció apenas un 0,93% cada año, mucho menos que la inflación. Por lo cual su contribución de los impuestos propios a los ingresos del fisco municipal se redujo del 41% al 33% en los siete años. ¿Qué significa ese detrimento? Por ejemplo, que con esa plata se hubieran realizado las megaobras sin necesidad de la contribución de valorización. O se hubiera cancelado la deuda del Municipio, liberándolo de un convenio de desempeño con sus acreedores. O se hubiera podido reparar la malla vial, o remediar la situación de centenares de escuelas y colegios públicos, así como cubrir el déficit de cupos para la educación gratis a los caleños que lo necesitan.Eso fue lo que se perdió con uno de los peores negocios realizados en los 476 años de existencia de Santiago de Cali. Negocio que fue declarado nulo por el Tribunal Contencioso Administrativo del Valle y lleva cuatro años durmiendo en los anaqueles del Consejo de Estado, a la espera de que se falle su apelación. Negocio que no fue terminado por el exalcalde Jorge Iván Ospina, no obstante que así lo ordenó la Ley 1386 de 2010, y de las exhortaciones reiteradas de la Contraloría General de la Nación. A cambio de ello, el exmandatario Ospina constituyó un Tribunal de arbitramento, como si se tratara de una diferencia con Sicali y no de cumplir un mandato perentorio de la ley. Ahora, y una vez surtidos los trámites de rigor, es de esperar que el contratista devuelva las bases de datos y demás instrumentos que nunca debieron entregar a un particular. Y que la Administración Municipal esté preparada para reasumir las funciones. Con ello debe iniciarse en firme la recuperación de las finanzas públicas, hipotecadas en una de las tantas decisiones turbias que comprometieron el progreso de la capital vallecaucana.

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