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¿El fin del kirchnerismo?

La enfermedad y operación de la viuda de Kirchner la deja prácticamente por fuera del tramo final de las elecciones y el gobierno del país en manos de Amado Bodou, político incompetente acusado de corrupción. Para el grupo kirchnerista no podría haber peor jefe de debate, pues Bodou representa al filipichín de la capital, arrogante y cínico, que ha logrado concitar el repudio de la ciudadanía.

15 de octubre de 2013 Por:

La enfermedad y operación de la viuda de Kirchner la deja prácticamente por fuera del tramo final de las elecciones y el gobierno del país en manos de Amado Bodou, político incompetente acusado de corrupción. Para el grupo kirchnerista no podría haber peor jefe de debate, pues Bodou representa al filipichín de la capital, arrogante y cínico, que ha logrado concitar el repudio de la ciudadanía.

A escasas dos semanas de las elecciones legislativas en Argentina, la enfermedad de la presidente Cristina Fernández plantea nuevas dificultades al oficialismo, ya golpeado desde los resultados de las Primarias celebradas en agosto.Debe recordarse que en esas elecciones, el Frente para la Victoria alcanzó apenas el tercer lugar de la votación en la ciudad de Buenos Aires, y que el triunfador fue otro político peronista que no pertenece a la corriente que encabeza la Presidente. El senador Daniel Filmus, actual candidato del Frente por Buenos Aires no dudó en plantear que el kirchnerismo debe dar una “autocrítica al interior de la fuerza, necesitamos adaptarnos a las nuevas demandas que surgen a partir del crecimiento y la integración de sectores medios. Hay que ser autocrítico respecto de nuestra comunicación, de nuestro mensaje y saber llegar a estos sectores que necesitan no políticas de ajuste ni devaluación, sino un presupuesto a favor del crecimiento de la economía y a favor de una mejor redistribución del ingreso”.Todo lo cual apunta al estilo de gobierno de Cristina Fernández, quien ha llevado al país a una polarización que no era usual en la política argentina, manteniendo una postura arrogante mientras la economía se hunde, la inflación alcanza el 25% y continúa la fuga de divisas.Tres encuestas recientes coinciden en que en las elecciones legislativas perdería la mayoría en el Congreso, que le ha permitido aprobar leyes arbitrarias, varias de las cuales fueron declaradas inconstitucionales. Las fuerzas opositoras, cuya dispersión le facilitó al kirchnerismo mantenerse en el poder durante una década, dan ahora señales de unirse en dos agrupamientos principales. Una es de centroizquierda, que incluye a Elisa Carrió, al socialismo y a buena parte de lo que queda de la Unión Cívica Radical. Pero la sombra mayor al kirchnerismo proviene del peronismo disidente. Incluye a los gobernadores y líderes de las provincias de mayor peso. Las dificultades no son sólo en la capital, sino en todo el país.La enfermedad y operación de la viuda de Kirchner la deja prácticamente por fuera del tramo final de las elecciones y el gobierno del país en manos de Amado Bodou, político incompetente acusado de corrupción. Para el grupo kirchnerista no podría haber peor jefe de debate, pues Bodou representa al filipichín de la capital, arrogante y cínico, que ha logrado concitar el repudio de la ciudadanía. En el peronismo se le considera un advenedizo.En sentido contrario, Sergio Massa, el joven intendente de la localidad bonaerense de Tigre, ha alcanzado vasta popularidad por su buena gestión y ha asumido una posición de liderazgo entre los sectores peronistas opuestos al kirchnerismo. Y con títulos de menor enjundia se ha agregado formalmente ahora Diego Moyano, cuyo poder es innegable pues encabeza la CGT, la mayor central obrera del país, Moyano es el líder del sindicato de camioneros. Todo parece indicar que el fin del kirchnerismo, esa combinación de corrupción, arribismo social y megalomanía, está cerca.

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