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El fantasma del racismo

"Los sucesos acaecidos en las últimas días en Dallas, Minnesota y Luisiana, que se saldan hasta ahora con siete vidas perdidas y decenas de heridos, llaman otra vez a la reflexión de una sociedad armada hasta los dientes y cercada por todo tipo de violencias, comenzando por la racial".

11 de julio de 2016 Por:

"Los sucesos acaecidos en las últimas días en Dallas, Minnesota y Luisiana, que se saldan hasta ahora con siete vidas perdidas y decenas de heridos, llaman otra vez a la reflexión de una sociedad armada hasta los dientes y cercada por todo tipo de violencias, comenzando por la racial".

Los sucesos acaecidos en las últimas días en Dallas, Minnesota y Luisiana, que se saldan hasta ahora con siete vidas perdidas y decenas de heridos, llaman otra vez a la reflexión de una sociedad armada hasta los dientes y cercada por todo tipo de violencias, comenzando por la racial.Hoy, Estados Unido intenta entender lo que está ocurriendo, en medio de reproches y réplicas en Tennessee, Georgia y Misuri. En los primeros seis meses del presente año, revela ‘The Washington Post’, de las 509 personas que terminaron muertas por acciones policiales, 123 eran de raza negra. Eso mantiene la tendencia de 2015, cuando de 990 muertes por procedimientos de oficiales de la ley, 258 de ellas corresponden a afroamericanos. Ahora bien, mientras los reportes señalan que en la mayoría de los casos las personas que perdieron la vida portaban armas, las proporciones no cuadran si se miran desde la perspectiva poblacional. Ocurre que los ciudadanos negros fallecidos, casi todos hombres, son, más o menos, una cuarta parte del total, mientras la comunidad afroamericana significa un octavo de los casi 320 millones de habitantes de los Estados Unidos.Hay pues una percepción de que algo pasa y trasgrede los derechos de una minoría. En la mayoría de los casos, cerca del 97%, las investigaciones de los hechos terminan con la absolución de los agentes del Estado implicados, pese a registros fílmicos o testimonios que apuntan a excesos de fuerza y a ejecuciones.Por supuesto, esa es una visión parcial del problema. Lo que hoy divide al país -por encima de las candidaturas presidenciales y la militancia política- es el exceso policial y su vinculación con la condición racial de quienes perdieron la vida en esos hechos. ¿Quién tiene la razón?En definitiva, la preocupación es qué hacer para que una institución tan importante no pierda la credibilidad y el respeto de un vasto sector de la población. Es claro que no solo la negra sino otros sectores, incluidos blancos, se quejan de casos de brutalidad. Por ello, lo que se espera es un profundo cambio en sus procedimientos, para evitar el uso apresurado de las armas oficiales.Dallas es un claro ejemplo de que el problema a resolver necesita decisiones. Tras los disparos de Micah Johnson, el francotirador causante de la masacre en Dallas, los policías reclaman su derecho a hacerse oír. En ese Estado, el número de hombres que han muerto en desempeño de su tarea en lo que va de este año se ha incrementado en un 44%.Y luego está la facilidad para armarse, que en muchos casos lleva a la reacción inmediata, producto del miedo que aparece en las calles de Estados Unidos. Ese ingrediente hace que el problema sea afectado por la consideración de quién puede comprar armas y si el temor a la reacción policial, combinada con el racismo aún latente, es un justificativo.Esas son las preocupaciones de Estados Unidos hoy. Son muchos los asuntos que le quedan por resolver para afirmar que son la primera democracia del mundo, basada en la igualdad de sus ciudadanos sin distinción de las diferencias de credo, sexo y raza.

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