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El esfuerzo definitivo

Hay que hacer un esfuerzo mayúsculo para liberar a Colombia de las amenazas del coronavirus a través de la vacunación. Pero, ante todo, hay que hacer lo necesario para que la iniciativa de los colombianos permita recuperar el terreno perdido en términos de empleo, ingresos familiares y bienestar social.

1 de agosto de 2021 Por: Vicky Perea García

A dieciséis meses de declarada la emergencia por el Covid-19, y luego de padecer las consecuencias más duras en materia económica, social y de vidas humanas perdidas, Colombia muestra señales positivas sobre la posibilidad de superar la pandemia. Para ello se necesita un gran impulso que permita dejar atrás lo que ha sido la gran crisis y la peor prueba para toda la humanidad.

Hoy tenemos veintiséis millones de colombianos vacunados en primera dosis y doce millones en segunda. Y aunque no es la garantía sobre la inmunidad total, es claro que hay un avance importante, y que en pocos meses se podrá lograr lo que los especialistas denominan la ‘inmunidad de rebaño’, es decir, el número de personas necesarias para que el coronavirus detenga su posibilidad de expandirse, dejando de ser una pandemia.

Pero aún subsisten problemas que impiden lograr la protección necesaria para superar la amenaza. Está en primer lugar la reticencia de algunos sectores a la vacunación, ya sea por motivos religiosos o, de manera increíble y como ocurre en países como los Estados Unidos, basados en intenciones políticas que pretenden sembrar la desinformación para tratar de obtener réditos electorales o hacer oposición.

Y está también la aparición de nuevas cepas que según se ha informado multiplican la propagación del Covid-19, aunque no significa un aumento en la letalidad de la enfermedad. Por sí solas, esas variaciones demandan aumentar los esfuerzos para vacunar a más colombianos, lo que ya se refleja en que el programa de inmunización y llega a las personas de 25 años. Así mismo, la reducción en las estadísticas sobre ocupación de las unidades de cuidados intensivos indica a las claras que el plan de vacunación está logrando resultados significativos en términos de protección de la vida de los colombianos, al igual que está ocurriendo en todo el mundo.

De otra parte, las secuelas en términos sociales y económicos son graves. La parálisis que se produjo por la pandemia, sumada a los efectos del paro que se realizó en Colombia, han ocasionado un desempleo que según el Departamento Nacional de Estadísticas ha cedido en algo, llegando al 14,4% en junio del presente año. Sin embargo, en Cali está en el 21,4%, cifra que pudo ser menor de no haberse prolongado los desórdenes y la incertidumbre que vivió la ciudad hasta mediados de ese mes.

Hay pues razones para tener optimismo sobre la posibilidad cada vez más cierta de superar la emergencia del Covid-19 y de regresar a la actividad social plena. Pero también hay urgencia para superar las consecuencias que ha dejado en el empleo y el ingreso de millones de colombianos, lo que no se logra solo con políticas dirigidas a generar subsidios de parte de un Estado cuyas arcas ya muestran síntomas de fatiga.

Por todo ello, hay que hacer un esfuerzo mayúsculo para liberar a Colombia de las amenazas del coronavirus a través de la vacunación. Pero, ante todo, hay que hacer lo necesario para que la iniciativa de los colombianos permita recuperar el terreno perdido en términos de empleo, ingresos familiares y bienestar social.

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