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El entorno de los diálogos

La semana que culmina tuvo dos de esos episodios, el primero de los cuales estuvo a cargo de uno de los recién llegados, “Pablo Atrato”, quien en la acostumbrada declaración de las Farc antes de iniciar las sesiones diarias dijo: “es evidente que hemos intervenido de manera activa y hemos impactado al adversario y de alguna manera afectado a la población que ha vivido inmersa en la guerra".

2 de noviembre de 2014 Por:

La semana que culmina tuvo dos de esos episodios, el primero de los cuales estuvo a cargo de uno de los recién llegados, “Pablo Atrato”, quien en la acostumbrada declaración de las Farc antes de iniciar las sesiones diarias dijo: “es evidente que hemos intervenido de manera activa y hemos impactado al adversario y de alguna manera afectado a la población que ha vivido inmersa en la guerra".

Además de las conversaciones reservadas con las cuales avanza la negociación entre el Gobierno Nacional y las Farc para la posible terminación del conflicto, La Habana también es escenario de otros hechos paralelos con los que se trata de demostrar los progresos del diálogo y los intereses de la guerrilla. Es un mundo paralelo, que a veces envía mensajes positivos pero en la mayoría de las ocasiones se convierte en plataforma para amenazar y confundir a los colombianos. La semana que culmina tuvo dos de esos episodios, el primero de los cuales estuvo a cargo de uno de los recién llegados, “Pablo Atrato”, quien en la acostumbrada declaración de las Farc antes de iniciar las sesiones diarias dijo: “es evidente que hemos intervenido de manera activa y hemos impactado al adversario y de alguna manera afectado a la población que ha vivido inmersa en la guerra". Es decir, aunque de manera casi tangencial, por primera vez en toda su historia reconocen que produjeron daño a la gente inerme, asumiendo también la responsabilidad “de lo que nos concierna”.Se supone entonces que con esa declaración se abre un nuevo espacio para creer que la delegación de la guerrilla está dispuesta a cambiar el tono según el cual a las Farc no les cabe responsabilidad en los crímenes de lesa humanidad, en los secuestros, las desapariciones, las voladuras en los pueblos y las capitales del país. Sin embargo, al día siguiente apareció otro de los miembros de su equipo negociador, y leyendo un comunicado dijo: “nuestras responsabilidades no son en ningún caso por la comisión de crímenes de guerra (…) cuando en algunas de nuestras acciones militares realizadas durante el conflicto se han causado víctimas no combatientes, ello nunca se ha debido a la perpetración de ataques intencionados contra la población civil, sino debido a situaciones imprevisibles”. Es decir, lo de las víctimas civiles fue accidental. También se conoció que en estos días llegará la cuarta delegación de víctimas conformada por la mezcla que decidió la comisión conformada por la Universidad Nacional, las Naciones Unidas y la Conferencia Episcopal. En ellas están incluidas desde una periodista víctima de los paramilitares hasta otras víctimas de la guerrilla. Y, por curioso que parezca, como víctima también irá a Cuba un guerrillero preso y condenado por el Estado después de haber cumplido los pasos exigidos por la ley, y de haber sido vencido en juicio. Aunque según el delegado de la ONU, tal inclusión fue una exigencia de las Farc, es difícil de aceptar que se haya nivelado a ese personaje con quienes han sufrido vejámenes y desconocimientos de sus Derechos de manera ilegal. Así se cumple la ronda número 30 de las negociaciones en La Habana, después de dos años de conversaciones con las cuales se espera terminar con la violencia que las Farc han practicado contra los colombianos sin discriminación alguna. No obstante las reacciones que con razón producen las actitudes del grupo armado y sus declaraciones, hay que confiar en que el propósito llegue a un buen suceso para la Nación.

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