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El ejemplo de Guaidó

Es nuestro deber seguir apoyando a quien significa el regreso de la paz en la frontera común y el rechazo a los grupos de delincuencia y terrorismo que aprovechan el territorio venezolano para enriquecerse y causar muerte y destrucción en nuestro país

5 de marzo de 2019 Por: Editorial .

Contra los temores y las especulaciones de quienes lo vieron derrotado, Juan Guaidó volvió a Venezuela, entrando por el aeropuerto más importante de Caracas y cumpliendo todos los trámites para el ingreso legal a su país. Es la muestra de que algo está pasando, y que el Presidente interino está encarnando el cambio que reclaman con desespero los venezolanos.

No fue una operación temeraria, ni una proeza salida de los libretos cinematográficos o de las gestas militares. Su traslado y posterior llegada al aeropuerto de Maiquetía fue la acción serena de un ciudadano que sabe las responsabilidades que están hoy sobre sus hombros y está cumpliendo con paciencia la misión de mostrar que sí es posible enfrentar de manera civilizada el deber de acabar con la tiranía que oprime a su Nación.

A su llegada, el presidente de la Asamblea Nacional fue recibido por los embajadores de varios de los cincuenta países que lo reconocen como presidente de la nación vecina. Y salvo que los esbirros de la dictadura e tengan preparada una celada, el ingreso de Guaidó parece dar a entender que está en proceso una transformación negociada, ya sea al interior de Venezuela o en el exterior, para llevar a término ese cambio que exigen los venezolanos.

La manifestación a la que asistió Guaidó en Caracas luego de su ingreso fue otra demostración de fervor en lo que él significa para sus compatriotas. Y de nuevo, su discurso fue una convocatoria a la transición pacífica, el contraste entre las amenazantes voces del chavismo y de la tiranía que incitan a la violencia y usan los grupos paramilitares para derramar la sangre inocente de quienes reclaman libertad, pan, democracia y la consiguiente salida de la dictadura militar.

Ese es el ambiente que vive hoy Venezuela, muy distinto a las especulaciones de quienes pretenden mantener a Nicolás Maduro y los militares que lo acompañan bajo la férrea e interesada tutela del castrismo que manda en Cuba e interviene en el país vecino. El pasado lunes los venezolanos dieron otro paso adelante para afirmar que la solución que buscan no pasa por las invasiones que anuncia la tiranía como gastado argumento para despertar el nacionalismo y la solidaridad hacia Maduro y sus conmilitones.

Son ellos los dueños de su destino, dispuestos a seguir el ejemplo de su presidente Guaidó para enfrentar el terror del régimen que durante veinte años destruyó su país y se robó su esperanza. Ahora, y como lo anunció el joven y valiente líder, volverán a la calle a reclamar lo que es de todos los venezolanos. Ojalá no se reviva la obsesión de usar el terror, la violencia y el asesinato de quienes reclaman su libertad, para mantener el poder, tan común en las esferas cada vez más pequeñas que rodean a Nicolás Maduro.

Entre tanto, Colombia debe seguir firme al lado de Juan Guaidó y lo que él representa. Es nuestro deber seguir apoyando a quien significa el regreso de la paz en la frontera común y el rechazo a los grupos de delincuencia y terrorismo que aprovechan el territorio venezolano para enriquecerse y causar muerte y destrucción en nuestro país.

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